Néstor Rojas detenido en la zona de máxima seguridad ( hasta cierto punto porque lograba hablar por teléfono para dirigir las operaciones lo más pancho) monto una empresa de narcotráfico copiando el modelo del Comando Capital brasileño que no anda con chiquitaje.
Trabajo con delincuentes hechos y derechos, con vólumenes mayoristas de mercadería, financiamiento grueso y armamento pesado.
Un galpón en Garupá preparado para el acopio y carga de marihuana fue uno de los lugares allanados por Gendarmería, Policía Federal y de Misiones.
Con la lupa puesta en Néstor Fabián Rojas (44), detenido en la cárcel de Ezeiza, habían desentrañado una organización dedicada al narcotráfico de magnitudes, que operaba en Paraguay, Argentina y Brasil.
Una organización que tiene un nombre propio, prueba de la ambición del múltiple asesino oriundo en Puerto Iguazú y una muestra de sus relaciones, directas e indirectas, con los grupos criminales Bala Na Cara, Primer Comando Capital y Comando Vermelho en Brasil. Le puso PCF (Primer Comando de Frontera) e incluso mandó cargamentos identificados con esas iniciales.
Las investigaciones se iniciaron en septiembre del año 2019 y permitieron frustrar el transporte de más de 11.000 kilos de marihuana y 30 kilogramos de cocaína que llegaban de Paraguay y tenían como destino final Buenos Aires o Brasil.
Esos golpes fueron debilitando a la estructura criminal, generaron problemas internos y planes de ajustes de cuentas - asesinatos- por parte del líder Rojas. Pero ayer se concretó el nocaut.
Con toda la información, derivada sobre todo de escuchas telefónicas, se definió que sería el “Día D” y efectivos de Gendarmería Nacional -a cargo de la pesquisa-, con el apoyo de Prefectura Naval, Policía Federal y Policía de Misiones, desplegaron 12 allanamientos en Misiones y Buenos Aires. En la tierra colorada se detuvieron a tres personas, mientras que en la Provincia de Buenos Airs a otras cuatro.
Entre los puntos que se irrumpieron se destacan un galpón de Garupá preparado para el acopio y carga de marihuana -habían comprando un camión- y tres cárceles: la Unidad Penal VI, perteneciente al Servicio Penitenciario Provincial (SPP), y las cárceles federales de Candelaria y Ezeiza.
Justamente tres de los detenidos ya estaban entre rejas: Rojas, organizador y financista, un ladero de la misma cárcel con influencia en esa provincia identificado como Pablo Antonio Campos y finalmente Walter Eris González, quien se encargaba de toda la logística en Misiones desde la UPVI.
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