Resumen Informativo

8/16/2021

Otro paradigma comunicacional

La forma en la que la gente se relaciona con la información. Los cambios en la comunicación que terminaron de ponerse en evidencia. ¿Cuál es la influencia de las redes sociales no solo como espacios de esparcimiento sino como fuentes informativas y ámbitos que reconfiguran el tipo de mediatización de la sociedad en el comienzo del siglo XXI?


Se hizo visiblemente masiva la transformación que desde hace años viene ocurriendo en la manera en que parte de la ciudadanía se relaciona con la información y el entretenimiento. Incluso, en la forma en la que algunas personas públicas deciden cómo comunicarse con las masas. 

El fin de un paradigma comunicacional que tenía a los medios tradicionales como pilares basales, con la aparición de las redes sociales. 

Las nuevas dinámicas que reformulan el ecosistema comunicacional, ante audiencias cada vez más activas y menos sujetas a hábitos hereditarios.

El territorio comunicacional está atravesando su propia revolución desde hace tiempo. La irrupción tecnológica en la vida cotidiana avanza sin pedir permiso y aceleradamente. Los medios tradicionales, como cualquier otra actividad, cedieron -en mayor o menor medida y creatividad- ante la realidad. En la actualidad, la gente ya no se informa sólo a través de los diarios, radios o canales de TV. Es más: cada vez son más los que no buscan saberes en esos medios que antes organizaban y monopolizaban la circulación de la información y los relatos en la esfera pública.

Según un informe realizado el año pasado por Universidad de Oxford y el Instituto Reuters en Europa, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, México, Chile, Kenya, Sudáfrica y Asia, el 86% de los encuestados dijo informarse a través de los medios digitales y las redes sociales. En la Argentina, el porcentaje de consumo informativo digital asciende a 90%, mientras que el 78% elige las redes sociales como fuente de información por sobre otra posibilidad. Esas cifras se elevan a medida que el promedio de edad disminuye. Algo cambió, definitivamente.

La Matrix voló por los aires. Hay una nueva mayoría circulando por otros territorios. El cambio es cultural. Los más jóvenes están en internet. Los y las referentes para las nuevas generaciones son otros y otras, con particularidades, valoraciones y reconocimientos de cualidades muy distintas a las de ayer. Quien quiera ver que vea más allá de los medios tradicionales.

Otra forma de comunicar

Los que crecieron escuchando la radio o viendo la TV, todavía transitan con la idea de la vieja comunicación. La tradicional. 

La “Generación Z” (nacidos en el último lustro de los noventa , que hoy tiene 30 años), cuenta con sus nuevas características, dinámicas y reglas. 

La comunicación de proponen Twitch, Tik Tok, o los “vivos” de Instagram o Twitter lejos está de ser marginal, ya que concentra mayorías más intensas. Hacen de sus pantallas una extensión de sus cuerpos. Y de la virtualidad su mundo natural. Los “medios sociales” -aquellos en los que se combinan la tecnología, la interacción y el contenido generado por los usuarios- son hoy el mundo real de muchos. O por lo menos su principal contacto mediatizado.

Se trata de un dispositivo de mediatización distinto al de los medios tradicionales: el streaming interactivo en directo, sin pretensión de tratamiento profesional, con chat y buscador a modo de catálogo temático.
Sus cualidades sobresalientes y diferenciales son: el contenido audiovisual de plataformas como Twitch es desprogramado (no hay programación de flujo continuo definida por una emisora); su lógica tiende a ser interactiva (no unidireccional, como son los medios); el procedimiento de subida y acceso a contenidos es personalizado (no hace falta montar un estudio, una productora y mucho menos una emisora de TV para emitir ni es requisito más que un teléfono móvil para acceder); ese procedimiento es además sencillo y relativamente autodidacta, no requiere excesiva pericia técnica; presentan una combinación peculiar de diseminación y acceso a contenidos globales y locales, superando fronteras estatales pero sin por ello borrar el componente nacional y local de la identidad cultural; aprovechan la ubicuidad y espontaneidad de acontecimientos a través de la masificación de dispositivos móviles, de webcams y de conectividad fija y móvil, que son la infraestructura que posibilita la difusión social extendida de estos nuevos hábitos de entretenimiento y consumo cultural; e instituyen nuevas fórmulas de construcción de fama y prestigio, consolidando una renovación generacional que se distingue de los valores de las generaciones previas.”

Esas formas propias y revolucionarias que adquiere la comunicación en la era digital a través de los “medios de conversación” (App y redes sociales) son mucho más que alternativas discursivas en el sistema comunicacional. Como los medios tradicionales, también construyen realidades, relatos y formas narrativas propias que forman usuarios educados bajo un modelo de entretenimiento interactivo, más coloquial que la forma clásica periodística. Hay una nueva sociedad mediática dictada por otros patrones.

Hay que entender que ha cambiado la comunicación. Seguir insistiendo en que la única forma de comunicación pública es la periodística es parte del problema. Es otra manera de intercambio de la palabra pública. Los emisores y receptores son otros; todos los receptores hoy también son emisores. Cambió el paradigma. Tik Tok  le llega a audiencias de menor edad. 

La mayor “novedad” de lo que ocurre con este fenómeno es el ilimitado alcance multicultural y geográfico que logra la comunicación de gamers o streamers. La novedad tiene que ver con la escala global en el cual se insertan este tipo de contenidos. La acumulación de datos que disponen las plataformas digitales y el manejo de un mercado publicitario a nivel mundial en el que juegan las redes da cuenta de un nuevo sujeto comunicador globalizado. 

El periodismo a dimensión tradicional de los medios,  quedaron vinculados a los mercados locales o regionales a lo sumo. Lo que hacen los streamers no es periodismo, pero que tampoco eso es relevante para los actuales tiempos. “Ahora, ¿es mejor que el periodismo? ¿Es peor? No sé, es otro modo de comunicación que está ahí, que es el que se ha instalado con la creación del territorio digital. Hoy, como dicen los grandes teóricos actuales, la siliconización cultural se impuso. Todos estamos siliconizados”, arriesga la analista, utilizando un neologismo que hace referencia a Silicon Valley, la cuna geográfica de Facebook, Apple, Netflix, Google y otras empresas tecnológicas.

Las audiencias migraron en sus formas de consumir información y entretenimiento y las redes se configuran como el espacio natural para acceder a esos contenidos. Así aparecen nuevas formas de comunicar, y una relación más fluida entre emisores y receptores. Si es periodismo o no, deja de ser relevante; son géneros híbridos que despiertan, especialmente en las franjas estarías más jóvenes, mucho mayor interés que la radio o la TV tal como estábamos acostumbrados a consumir.

El incremento de la utilización de las redes sociales como fuentes informativas, no obedece únicamente a una cuestión generacional. El periodismo y los medios, como todas las demás instituciones modernas (la familia, la escuela) tienen fronteras cada vez más difusas. 

¿Es periodismo la animación opinada que organiza buena parte de la pantalla televisiva de las señales autopercibidas como "de noticias"? Considerar que el periodismo debe volcarse a una forma de comunicar más cercana a los youtubers o streamers tampoco parece el camino. Ni unos ni otros deben reemplazarse.

Hay un modo de ejercer el periodismo que se murió. Si no se observa eso, vamos a ser los propios periodistas los que vamos a terminar muertos. No comprender cómo las audiencias buscan otro tono, otro tipo de información, entender cómo los podcast son aire fresco para otro tipo de voz y comunicación. La soberbia periodística, el dedito levantado, el "yo te explico"... eso cansó, agotó a la gente. Así como agotó el grito en la política, también agotó el creer que uno tiene la verdad. Más allá de la grieta y de las fake news, la falta de información periodística, la mediocridad con que a veces se da la información, la falta de lectura, da mucha vergüenza. No quiero ni saber el sopapo final que nos van a dar las audiencias en tres años o antes si no nos ponemos a tono con lo que pasa.

Es un desafío para las instituciones en general y para los medios en particular asimilar y adaptar parte de estas modalidades, así como en el pasado lo hicieron con otros formatos y cambios socioculturales y tecnológicos.


Fuente: Pagina 12











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