La conversación entró en el capítulo: Garupá. Allí el veterano dirigente Raúl Armando Ripoll fue al yugo de los concejales. Con cierto regodeo enfatizó que durante su gestión como Intendente, no le pagó un peso a los concejales aplicando una muy peculiar argucia, donde la representación política se asienta en el servicio público cuasi ad honorem.
Notoriamente la corrupción que varias veces señaló durante el reportaje, se vale de las insolvencias económicas para filtrar la compra de voluntades con prebendas. Hay algo de picaresca romántica de la política en esa piedra filosofal de la abnegación sin costos y sin sueldos.
Tito Ripoll al hablar de su hijo, separa la política de la familia, aunque lamentó que su "gurí" no lo llame desde hace un año; visto el asunto con frialdad, no será ni el primer ni el único caso en la Argentina donde el nefasto neo liberalismo encarnado por el macrismo, daño lazos y amistades entrañables. Encima de todo está su instinto natural por el Poder y en ello, ratificó que No hay conciliación política con la Renovación de por medio.
Una línea especial para el armado electoral que conduce: ¿"Sebastián Dutra al gobierno, Tito Ripoll al Poder"? Hoy por hoy, no será candidato a concejal. Todo está por verse.
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