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Muñeco del Gobernador de Misiones exhibido en la protesta social |
Por Alcides Cruz
La caricatura política es la forma de comunicación mordaz por excelencia. En base a una mirada con tonalidad humorística genera un mensaje multidireccional en los sentidos y pertenencias que los receptores pueden ser segmentados. Es polisémica.
El humor, en una tira cómica o una viñeta predispone a permear los contenidos de un modo más amable, menos ríspido y aún tolerable hasta para el sujeto o el objeto de la crítica.
Su campo interpretativo es amplio. Puede ir desde la burla al dolor. Siempre será una manera de atenuar la realidad, sus espinas, sus durezas. La hace más soportable pero No deja de mostrar su lado malo, su rechazo, su enojo, su pena.
Se ridiculiza la causa o el causante del drama; hace reír de imprevisto, con un solo golpe de mirada. La risa y la reflexión se dan en simultáneo de un modo mucho más certero, profundo de lo esperado.
La observación del muñeco del Gobernador de Misiones Hugo Passalacqua, su disfraz de imitación juvenil más su célebre frase campechana revela que el pueblo lo ha reducido en su sentimiento a un simple títere. Es una síntesis y un hallazgo conceptual ver al personaje sentado en el marco de una conflictividad social. El rótulo de su nombre convertido en una representación de la mezquindad y la pobreza. El descrédito: "Passalaucha".
La creatividad expresada en este "discurso visual" nos indica que el gobierno de Misiones No está al frente de un puñado de tontos. El reproche a la gestión pública, a las malas decisiones, descalifica al protagonista. Lo mofa en la catarsis de la angustia. Hete aquí una "instalación callejera" que debería quedar para un museo de la historia provincial.
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