Por Alcides Cruz - licencia CC BY 4.0.©
COLABORE CON EL PERIODISTA
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Cuánta hipocresía. Los mismos que aprobaron masivamente con un grado de supina ignorancia cívica el poder imperante en Corrientes, hoy salen a la calle a pedir por un niño desaparecido a plena luz del día, presuntamente vendido para trata o ablación de órganos o magia negra.
Una vieja discusión es la responsabilidad del pueblo a la hora de votar. Entramos en un socavón sin salida, oscuro y desconocido siempre, como la conciencia social sobre la realidad que toca vivir a los argentinos.
Una de las criticas va derecho al rol de las fuerzas populares y su representación. Cualquiera levanta la cabeza para ver quien se posiciona para protagonizar la delegación del poder popular en los estrados gubernativos, y la verdad es palmaria. No están los ejemplos morales sino aquellos atrevidos y sinverguenzas que se encaraman en los partidos políticos e imponen tendencia a fuer de intereses que los fomentan.
Las corrupción está la vista de todos pero parece que el pueblo No sabe que hacer sino únicamente denostar a los políticos como cazador que tira al bulto, a ciegas sin saber que forma tiene lo que persigue. La ceguera cívica cunde, la brutalidad sobre los asuntos del diario vivir están desnudos de conciencia de clase.
Es tan absurdo toda la manipulación que hoy se quiere imponer el voto de chicos de 13 años, al impulso de los mismos que quieren quedarse con los patrimonios naturales, económicos y culturales del país.
Aquí juegan un rol definitivo los medios de comunicación ocupados en el show antes que en la determinación de las causales de tanta decadencia social. La ampliación mediática de los contadores de cuentos, de los fabuladores de las encuestas que nunca se sabe a quien hablaron para decir lo que dicen y afirmar que un presidente mantiene la buena voluntad de una muestra social incierta.
Marchas de pueblos, antorchas inútiles que sirven al show pero que No solucionan nada. Le piden justicia al Poder Judicial corrupto edificado por la argamasa del poder político que ese mismo pueblo convalidó, como liberándose de la responsabilidad comunitaria, del conjunto; como sacándose el peso de encima.
¿De qué se quejan los correntinos, los misioneros o cualquiera si ellos mismos creyeron como abribocas las vanas promesas que se asumen como la solución de las individualidades ante que de la comunidad?
¿O no se acuerdan que ayer nomás creyeron como imbéciles en que iban a rebozar de dólares?
Este presidente alocado no por gracioso, sino por peligroso, está destrozando el país y las fuentes de empoderamiento mediático insisten en que todavía goza de la complacencia de la mitad de la población; suponen un sado masoquismo interminable basado en la seguridad de tener abajo, a un pueblo idiota, babieca, estupidizado con campeonatos de fútbol y puteríos televisados.
Ese poder que quieren demoler los corderos, los protestantes inútiles en las calles, es el que construye cada día el cuento, la fábula que les hace tragar como pasto seco de la mañana a la noche.
Está visto y es comprobable que NO es en la calle donde se debe debatir y construir conciencia social, conciencia comunitaria, la idea del otro, del prójimo, la existencia de la solidaridad. Basta de decirnos esa mentira cómoda para la dirigencia inservible que No sabe que hacer con la realidad y solamente espera agazapada para que aparezca la punta del ovillo donde prenderse y tirar del piolín a ver si consigue continuar con el negocio, el kiosco de usufructuar, esa delegación de poder hasta que se agote su tiempo vital o se jubile.
La conciencia social se construye en las escuelas, en las universidades, en las unidades básicas, en los comités. Poniendo sobre el debate las cosas de las que hay que hablar. No replicando interminables fábulas escritas por los que ganan, frases hechas y eslogans de ocasión. Y por sobre todas las cosas se construyen en los medios de comunicación, en las redes, dando vuelta como una media este permanente sembradío de zonceras, el pasatismo reproductor de zombies en nombre de lo bruto, de la falsa alegría, de mover el culo.
¡Queremos a Loan! ¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta se jode! ¡El pueblo unido jamás será vencido! Basta de pelotudeces. Nos han desunido, nos pusieron de rodillas, nos jodieron, nos vencieron y el pibe desapareció en una sociedad que hace muchos años sabe de las porquerías que ocurren y siguieron convalidando ese poder.
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