3/24/2021

Policia del Medio Ambiente de Misiones




La dirección cuenta con dos divisiones con asiento en Iguazú y San Vicente. Doce procedimientos y ocho detenidos, el saldo anual. Objetivo y experiencias en campo

“Nuestra misión es prevenir, inspeccionar y sancionar a todo aquel habitante de la provincia de Misiones que afecte al medio ambiente o algún recurso natural”. La premisa es clara y se corresponde a la Dirección Defensa del Medio Ambiente, una dependencia de la Policía de Misiones que hace escasos días celebró un año de operatividad.

La frase transformada en premisa fue dicha por el jefe de la mencionada dependencia, el comisario mayor Nelson Pereyra, que desde uno de los tantos operativos que llevan adelante a lo largo y ancho de la provincia dialogó con El Territorio para este informe.

Pereyra expresó que, a más de un año de su creación el 2 de marzo del 2020, el balance es más que positivo para la Dirección Defensa del Medio Ambiente, dependencia que cuenta con dos divisiones con asiento en las localidades de Puerto Iguazú y San Vicente, aunque las labores se realizan por toda la provincia articulando operativos con las distintas unidades regionales, como así también con el ministerio de Ecología y los guardaparques.

Justamente, al momento de brindar esta entrevista telefónica Pereyra se encontraba junto a su personal recorriendo caminos rurales y abriendo trillos en la localidad de Comandante Andresito. ¿El objetivo? Ya se ha dicho, prevenir hechos delictivos que pongan en riesgo el medio ambiente o algún recurso natural y, si se detecta a alguno, sancionar a los responsables.

Para el jefe, el balance es más que positivo porque en medio de las recorridas el personal de Defensa del Medio Ambiente pudo realizar procedimientos por caza furtiva, abigeato, hurto de yerba mate y hasta en una oportunidad se toparon con una plantación de marihuana en la zona Norte.

Según contó Pereyra, en un año  Defensa del Medio Ambiente realizó doce procedimientos vinculados a la caza furtiva, logrando la detención de al menos ocho involucrados, quienes tras su captura quedan, primero a disposición del Juzgado de Instrucción en turno con jurisdicción en la zona y, luego, con una infracción ante el Ministerio de Ecología.

“Si nosotros llegamos a secuestrar armas de fuego, nosotros como Policía los ponemos a disposición de la Justicia por el delito de tenencia ilegal de arma de fuego. En forma paralela le hacemos acta de procedimiento por infracción y la sanción la elevamos a Ecología para que luego sean sancionados. Si la persona tiene un vehículo, ese vehículo queda a disposición de Ecología porque es una manera también para que los personas regularicen su situación”, explicó.

Para Pereyra, la caza furtiva es una problemática que afecta a toda la provincia, pero las mayores zonas en riesgo son los parques o reservas naturales porque concentran la mayor diversidad de especies.

“La caza por lo general fue, desde antaño, una cultura, un deporte. La gente por ahí trabaja toda la semana y los fines de semana se iban a cazar. Para mí la caza furtiva está instalada en todos lados, pero es más vulnerable en la zona de los parques provinciales y nacionales porque son los lugares más protegidos y donde se ve la mayor diversidad de animales”, agregó.

El jefe también contó que uno de los puntos calientes es, sin dudas, la reserva de Biósfera de Yabotí, donde no sólo deben contrarrestar la extensión de este gran pulmón verde de la región sino también con cazadores extranjeros. Para todo esto, la articulación y la unión de recursos con los guardaparques es la clave.

“La zona de Biósfera es grande, ahí por lo general se trabaja sí o sí con la gente de Ecología, unimos elementos materiales y humanos para poder trabajar porque la biósfera es demasiado grande. Es una zona de frontera con Brasil y también los brasileños se pasan de este lado a cazar, por lo cual esa es una cuestión más para atender”, señaló.

En base a la experiencia incorporada durante los procedimientos, Pereyra sostiene que una de las especies más buscadas es el Anta, que es un animal grande que puede dar entre 300 y 400 kilogramos de carne óptima para el consumo.

Incluso, el jefe policial detalló el nivel de organización que han detectado en algunos campamentos. “En algunos casos dimos hasta con maquinarias para hacer embutidos, es decir, que esta gente caza y desde el monte ya salen con el embutido hecho. En otros procedimientos también damos con carne de animales silvestres, escopetas y otras herramientas que utilizan”, graficó. 










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