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6/01/2024

Misiones: "Passalaucha"


Muñeco del Gobernador de Misiones exhibido en la protesta social




Por Alcides Cruz




La caricatura política es la forma de comunicación mordaz por excelencia. En base a una mirada con tonalidad humorística genera un mensaje multidireccional en los sentidos y pertenencias que los receptores pueden ser segmentados. Es polisémica.


El humor, en una tira cómica o una viñeta predispone a permear los contenidos de un modo más amable, menos ríspido y aún tolerable hasta para el sujeto o el objeto de la crítica. 


Su campo interpretativo es amplio. Puede ir desde la burla al dolor. Siempre será una manera de atenuar la realidad, sus espinas, sus durezas. La hace más soportable pero No deja de mostrar su lado malo, su rechazo, su enojo, su pena. 


Se ridiculiza la causa o el causante del drama; hace reír de imprevisto, con un solo golpe de mirada. La risa y la reflexión se dan en simultáneo de un modo mucho más certero, profundo de lo esperado. 


La observación del muñeco del Gobernador de Misiones Hugo Passalacqua, su disfraz de imitación juvenil más su célebre frase campechana revela que el pueblo lo ha reducido en su sentimiento a un simple títere. Es una síntesis y un hallazgo conceptual ver al personaje sentado en el marco de una conflictividad social. El rótulo de su nombre convertido en una representación de la mezquindad y la pobreza. El descrédito: "Passalaucha".


La creatividad expresada en este "discurso visual" nos indica que el gobierno de Misiones No está al frente de un puñado de tontos. El reproche a la gestión pública, a las malas decisiones, descalifica al protagonista. Lo mofa en la catarsis de la angustia. Hete aquí una "instalación callejera" que debería quedar para un museo de la historia provincial. 






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Misiones. Para no criar a un hijo bobo






Por Alcides Cruz 




Usted que tiene el privilegio, el poder adquisitivo de mandar a su hijo a la escuela privada, confesional o no, con nombres de santas y de santos debe pensar qué esta a salvo de las miserias generales. 


Para eso se rompe el lomo - dirá con cierto orgullo - e inclusive se priva de algunos gustos o necesidades. Es la ley de la vida dejar pichones que vuelen bien. Insisto. Usted tiene la suerte de tener unos pesos más porque en la  tesorería del colegio "San..." no atiende Jesucristo precisamente. 


Pero su niño/ de uniforme a cuadrillé, que viaja en el colectivo subvencionado al centro de Posadas, verá a unas gentes grises, borrosas tras los vidrios empañados, acampando en las veredas. 


Bajo las carpas o bajo unos plásticos, revirando comida "a lo tarefero", extendiendo las manos para calentarlas, con carteles que claman por un salario digno. 


En esa sola mirada de asombro al pasar, sepa que su hijo/a está aprendiendo más que nunca. 


Aunque suene a prejuicio o resentimiento, arriesgo estas palabras padres misioneros, porque veo una sociedad insensible e individualista. Y no me gusta. ¿Qué quiere que le diga? 


Una sociedad de perros que ladran al bulto al anochecer u otros perros callejeros que deambulan buscando comida entre los hedores de una moral descompuesta.


Estoy seguro que aceptará que "no era así antes". Éramos chicos pero veíamos a nuestros padres orgullosos de los guardapolvos blancos. La escuelita del campo o de la ciudad era como el cielo, igual para todos. 


Hoy en Misiones tenemos enormes diferencias, no solamente en lo humano como el salario, sino en la materialidad de las oportunidades. 


Chicos subalimentados, escuelas sin tizas ni lavandina frente a prédicas de drones y robótica. No encajan las "realidades futuristas" con el presente de carne y hueso.


Es una provincia de los unos y los otros. Los nuestros y aquellos.  No hay armonía por lo tanto no hay "paz" aunque los dirigentes quieran disolverla en la humareda de sus intereses políticos. 


Eso quieren los de arriba. Una sociedad excluyente y dividida. 


Le propongo algo, papá, mamá. Mande a su hijo/a a una maestra particular, única e irrepetible.  Mande a que tome un par de horas de una materia que el poder quiere que desaparezca.  Una clase llamada "dignidad". 


En la vereda. Junto a una carpa. Al calor de la esperanza; para No criar a un genio de las ciencias pero con el corazón  bobo de egoísmo.








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