10/10/2020

Trigo transgénico - Desarrollo de la ciencia argentina para los agronegocios corporativos



La autorización de la tecnología HB4 para el cultivo de trigo transgénico en Argentina ha sido confirmada por el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, junto con el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), la empresa Bioceres, y la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Esta tecnología es el resultado de una colaboración público-privada de más de 15 años entre la empresa y el grupo de investigación liderado por la responsable del descubrimiento: la investigadora Dra. Raquel Chan, Directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL, CONICET-UNL), en alianza con la empresa argentina de biotecnología agrícola Bioceres. 

La participación del aparato de la ciencia estatal (CONICET) pone a disposición el conocimiento científico que se produce con fondos públicos.

Las variedades de trigo HB4 son desarrolladas por TrigallGenetics, un joint-venture entre Bioceres y FlorimondDesprez de Francia.

Este tipo de proceso de manipulación de semillas, ha generado fuertes críticas y acciones de protestas por parte de, agricultores, administraciones regionales y grupos ecologistas.

Principalmente ante el riesgo de que el trigo transgénico (incluso en el caso de que se cultive en zonas controladas) transmita sus semillas y contamine a cultivos de trigo no transgénico.

“Esto genera mucha preocupación en la cadena, todos los jugadores sienten preocupación. Tenemos una preocupación del futuro de esto y las consecuencias que pueda tener”, dijo Miguel Cané, presidente de Argentrigo. “El quid no es si es una innovación científica, el quid es si los mercados van a aceptar esto y comprar lo producido”, agregó el dirigente.

Desde la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra), una organización nacional de familias pequeño productoras y campesinas, repudiaron la aprobación del uso de HB4 en la Argentina.

Bioceres es propiedad en parte del Grupo Insud, de Hugo Sigman, y parte de Los Grobo, grupo insignia de América Latina en el espacio de la biotecnología agrícola. 

(Hugo Sigman es el mismo que está detras de la fabricación de la vacuna del coronavirus con la licencia de AstraZeneca)

La empresa Insud fue fundada en diciembre de 2001 en Rosario, (Santa Fe) y cuenta con más de 300 accionistas, entre productores agrícolas, cooperativas, grupos agroindustriales y otros actores del sector científico y financiero.

Bioceres es el accionista mayoritario de Bioceres Crops Solutions Corp. (NYSE:BIOX), la primera empresa latinoamericana de biotecnología para la agricultura que cotiza en la Bolsa de Valores de Nueva York. 

Bioceres Crop Solutions Corp. opera bajo las marcas Rizobacter y Bioceres Semillas, comercializando insumos de alto valor tecnológico en más de 30 países, con filiales en Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia, Colombia, Estados Unidos, Sudáfrica, Francia e India. 

Bioceres Crop Solutions es el desarrollador de la tecnología HB4, el único evento biotecnológico disponible en la actualidad en todo el mundo para la tolerancia a la sequía y la salinidad en la soja y el trigo.

HB4 es un evento biotecnológico desarrollado por la ciencia estatal argentina por el cual se interviene el genoma del cultivo insertando un gen del girasol que aumenta su resistencia al stress hídrico y que suma como variante apilar los genes que dan tolerancia al Glufosinato de Amonio y el Glifosato, indistinta o conjuntamente. Se trata de un método del agronegocio para paliar los efectos de la sequía que es una consecuencia directa del cambio climático del que el modelo agroindustrial es gran parte responsable.

A través de Bioceres Tech Services, Bioceres es accionista de INDEAR y Agrality, empresas dedicadas a servicios de I&D en agrotecnologías y producción de semillas.

Además, Bioceres es accionista de las empresas INMET, Héritas y Moolec Science dedicadas a la ingeniería metabólica, la medicina de precisión y molecular farming respectivamente; entre otras compañías.

Desde 2013 han sido comunicados a escala internacional casi 500 ensayos de campo (la gran mayoría de ellos en Estados Unidos) con diversos tipos de trigo transgénico pero hasta ahora ninguno de ellos había concluido con la aprobación de cultivo y comercialización.

La comercialización de trigo HB4 en Argentina espera la aprobación por parte de Brasil, principal importador.

La aprobación comercial del Trigo Hb4 más que un avance de la ciencia argentina, tal como lo presentan los medios hegemónicos, es la consagración de un sistema vicioso de mercantilización del conocimiento científico estatal que socialmente la sociedad civil solventa, pero que termina beneficiando económicamente a las corporaciones y actividades extractivistas, cuyos riesgos y consecuencias dañosas son absorbidas luego, en definitiva, por la sociedad en su conjunto.

El Trigo HB4 de Bioceres no cuenta con evaluaciones de impacto ambiental en todos los biomas y no posee ensayos a largo plazo en laboratorio sobre los efectos crónicos y cancerígenos, por la sencilla razón que la reglamentación no lo exige. Recordemos que en la Argentina no hay una legislación de presupuestos mínimos sobre OGM, sino tan solo resoluciones administrativas del Ministerio de Agricultura que minimizan sus impactos en el ambiente y en la salud humana y no permiten el acceso a la información ni la participación ciudadana. En la Argentina no rige el Protocolo de Cartagena.

El argumento de la sequía es sólo una pantalla, en realidad el Trigo HB4 apila también el gen que le da tolerancia al Glufosinato de Amonio como alternativa al agrotóxico Glifosato. Esto último es particularmente muy grave, porque el trigo es un alimento esencial que forma parte de la dieta diaria en nuestra sociedad, y con la tolerancia al Glufosinato (sin perjuicio de la alteración genética ), se suma un riesgo significativo a la alimentación de la población al consumir pan, harinas, pastas con residuos de este agrotóxico que opera en el organismo humano como un disruptor endocrino.

El Glufosinato de Amonio, forma parte del plan B del agronegocio argentino, ante la eventualidad que en la Unión Europea se prohíba el Glifosato, o como ya está sucediendo en muchos países.
 

Conocimiento y consecuencias socializados por y sobre la sociedad, beneficios exclusivos para las corporaciones y sector agroindustrial.

Fuente: Kontrainfo; Portal Naturaleza de Derechos











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