Dos muertes en las fauces de sendos pitbulls - una mujer en situación de calle y un ex policía - es un registro inapelable del uso de estos perros de pelea en la tarea doméstica de seguridad contra imaginarios o posibles ladrones. Todos los atenuantes se acaban cuando estos animales - por algún arrebato genético - desconocen a propios y extraños. Este es un caso de larga data en Garupá, localidad que admite la tenencia de canes de mordedura y porte en áreas urbanas.
Hace cuatro años, para la Navidad del 2020, una vecina del barrio Punta Alta, Garupá fue atacada por el pitbull de una vecina llamada Viviana Montiel. En realidad había tres canes de esa especie pero uno infringió un serio daño en la salud física de la señora Gloria Urbano. Desde entonces su vida es apremiada con los arrestos de inquina de la dueña del perro agresor.
La señora Urbano reiteró una denuncia ante la Comisaria del centro de Garupá, ya que en este lapso su diario vivir cambió rotundamente, no solo física sino psicologicamente, ante las agresiones verbales y presuntas amenazas directas.
Según este medio pudo saber, la propiedad en la que habita la señora Montiel está edificada sobre la medianera de dos terrenos colindantes.Por esa razón oportunamente la policía paró una orden de desalojo dispuesta por el Juez Verón. Aqui se juntan dos temas: el perro agresivo con la denuncia a su dueña y el litigio por desalojo de terrenos.
La señora Gloria Urbano se hizo presente ante el Concejo Deliberante para plantear su caso y activar una solución.
Las desinteligencias aparentes entre el Juez Verón y el Juez Montes respecto de una acordada para terminar con la delimitación por agrimensura de los predios - los dueños siguen expedientes separados - no deberían ser un impedimento para proteger el bien superior a tutelar que es la vida de las personas.
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