Por Alcides Cruz - licencia CC BY 4.0.©
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¿Qué corriente espiritual diabólica está atravesando el aire de nuestro país? ¿Que viento ha levantado de la tierra la perversidad, lo más bajo de la especie humana? Estas revelaciones de los casos truculentos, abominables que afectan a niños, al centro mismo del futuro y la inocencia? ¿Qué más quieren destruir si ya nada satisface los instintos más putrefactos, las desviaciones mentales y la avaricia por el comercio y el consumo de la lascivia?
El poder de los poderosos no se contenta con sustraer los beneficios de la vida digna a los más humildes, sino de fagocitar su carne y su alma. Cunde lo maligno alrededor de las cumbres donde los que tienen dinero hacen su esparcimiento, su bacanal orgiástico con los vulnerables.
En Misiones nadie orina agua bendita en las esferas políticas. Los comentarios informales sobre personajes de la farándula política - empresarial son abundantes en ribetes morbosos. Las locaciones pueden ser residencias privadas, salones reservados, albergues transitorios y hasta el esfumado catamarán que solía navegar las aguas del Paraná hasta San Ignacio.
Nadie orina agua bendita pero sí puede vomitar intoxicado de alcohol, permanecer sentado como un tótem en estado botulínico y ausente, salir con objetos inadecuadamente incrustados a sala de emergencias o No pasar un día sin estimulación de los mediadores dopamínicos.
Lo sórdido está a flor de piel en Misiones. La leyenda de la "Tierra sin Mal" viene siempre bien para contar la fábula de una provincia, que en la realidad está atravesada por todos los males y las urgencias sociales.
El poder y la impunidad conviven en una frontera difusa. El poder del dinero aunado al poder político la desdibuja completamente.
Lo libidinoso y su delgada línea roja pueden más que una yunta de bueyes. Valerse de artimañas para lastimar el alma débil es parte de la aberración psicopática. La toxicidad del poder no tiene límites y arrasa en la pulsión de dominar, domesticar, someter o destruir la inocencia, la belleza y la integridad del otro: güayna o gurí.
Da lo mismo.
La adrenalina del ladrón de almas debe ser parecida a la de un ladrón de diamantes.
El poder del dinero en conjunción con el poder de la política quiere la complicidad del silencio. No soporta la verdad como los murciélagos no soportan la luz. A lo espúreo se le llama pacto de confidencialidad en los negocios.
En Misiones hay mucho convenio de confidencialidad No escrito con el poder en sus derivadas de funcionarios gubernamentales del ejecutivo, legislativo, judicial; de empresarios, y testaferros. Inclusive encubridores mediáticos. Ninguno orina agua bendita. Insisto con la micción porque al poder le gusta orinar sobre la cara del pueblo.
Estas palabras resbalarán - como resbala la orina en las paredes - sobre el cuerpo de los que No tienen conciencia o la han perdido. El poder político y el poder del dinero corrompen, herrumbran los valores. Hacen que nada tenga sentido.
La hipocresía es la manera más sublimada de la mentira y cunde en alboroto por las ramas como una manada de monos aulladores. Nadie quiere ser impactado por el olor a la muerte social, política o económica. Menos en Misiones donde se vive del careteo y la selfie.
Nadie quiere sentir el fuerte olor a orina fenólica de los borrachos de poder. O de los monos.
De pronto tienen síntomas de asco, escozor por borrar las fotos comprometedoras en las redes sociales, van a misa dos domingos seguidos y reciben a aspaventados colectivos LGBT preocupados por la pederastía o la trata. Crean una comisión investigadora como un tribunal inquisidor de "Torquemadas" ad hoc.
Gatopadismo.
Falsedad.
Hipocresía.
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