✅ - Por Alcides Cruz - licencia CC BY 4.0.©
“A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones sean destruidas”.
—Friedrich Nietzsche.
Cuando alguien cambia de opinión sobre algo no trivial, es un proceso doloroso.
Porque cuando dices que "la gente no quiere que sus ilusiones sean destruidas", estás describiendo exactamente por qué casi nadie practica el pensamiento crítico de verdad. Las creencias sobre las que se sustentaba hasta ese momento acaban de ser barridas y eso desestabiliza emocionalmente.
La sociedad se encarga de destruir a quien es capaz de cambiar de opinión y decir abiertamente que estaba equivocado. Ese será designado como una marioneta no confiable, sin principios.
Por eso nadie cambia de opinión. Nunca. Sobre nada importante.
Cualquier grupo social hace pagar al individuo que cambia de opinión ante una argumentación que considera mejor.
Pero aquí está la paradoja: si dos personas debaten y una tiene razón, la que no la tenía ha ganado. Porque aprendí algo.
¿Cuál es tu objetivo en la vida, tener razón o aprender? Porque si debatimos y tú tienes razón, gano yo. Tú ya estabas en lo cierto, no te has movido. Pero yo estaba equivocado y acabo de aprender algo nuevo.
Todo este enfoque sobre por qué cambiar de opinión es ganar, no perder, lo desarrollado en esta reflexión, para aprender a valorar la verdad por encima de tener razón.
“A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones sean destruidas”.
—Friedrich Nietzsche.
Cuando alguien cambia de opinión sobre algo no trivial, es un proceso doloroso.
Porque cuando dices que "la gente no quiere que sus ilusiones sean destruidas", estás describiendo exactamente por qué casi nadie practica el pensamiento crítico de verdad. Las creencias sobre las que se sustentaba hasta ese momento acaban de ser barridas y eso desestabiliza emocionalmente.
La sociedad se encarga de destruir a quien es capaz de cambiar de opinión y decir abiertamente que estaba equivocado. Ese será designado como una marioneta no confiable, sin principios.
Por eso nadie cambia de opinión. Nunca. Sobre nada importante.
Cualquier grupo social hace pagar al individuo que cambia de opinión ante una argumentación que considera mejor.
Pero aquí está la paradoja: si dos personas debaten y una tiene razón, la que no la tenía ha ganado. Porque aprendí algo.
¿Cuál es tu objetivo en la vida, tener razón o aprender? Porque si debatimos y tú tienes razón, gano yo. Tú ya estabas en lo cierto, no te has movido. Pero yo estaba equivocado y acabo de aprender algo nuevo.
Todo este enfoque sobre por qué cambiar de opinión es ganar, no perder, lo desarrollado en esta reflexión, para aprender a valorar la verdad por encima de tener razón.

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