6/14/2020

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Inseguridad en Garupá. La hora de barajar y dar de nuevo.

El caso de la suboficial Romina Rodríguez, policía de Misiones, ultimada a disparos en la cama conmovió a la propia fuerza. Fué como llorar sobre la sangre derramada aunque el refrán original diga otras palabras. 



Luego vino el caso de la familia Da Silva, del barrio Don Alejandro, que por gracia de Dios logró defenderse de la entradera de cuatro malvivientes con armas de guerra. 

El archivo periodístico recuerda que el 30 de enero de 2020 unos desconocidos entraron a un comercio de alimentos balanceados y se llevaron mas de 80 mil pesos.



En las redes habitualmente se conocen hurtos de poca monta, nombres de rateros archi conocidos que entran y salen de la calesita judicial. 

El recientemente nombrado Comisario de la Comisaría 5ta. de Garupá, Elvio Morínigo, está realizando un buen trabajo con su equipo y ha producido resultados en su corta gestión, después de varios fracasos de colegas anteriores. 

La observación nos lleva a desplazar la mirada hacia los resortes de la Justicia y del Departamento de Toxicomanía de la policía misionera. 
Hay un trasfondo nunca resuelto en la zonas del Barrio Horacio Quiroga, Nuevo Garupá, Belén, Los Potrillos, Piedras Blancas, Santa Clara 1,2,y 3 donde en el último decenio se han instalado por acción inmobiliaria del municipio o por mera ocupación de los desterrados del interior y otros lares, miles de habitantes.

La Justicia de la puerta giratoria liberó no hace mucho a unos de los sospechosos del crimen de la sargento, que resultó ser el yerno de la mujer muerta, que tiene varios antecedentes por robo. Lo apodan "Pistola o Kitola". Hoy está detenido otra vez junto a otros malvivientes de la misma zona. Los vecinos señalan con los veinte dedos de la manos y de los pies a un tal Adelio "Sacachispas", delincuente consagrado, como el probable autor de los disparos. Conjeturan que el modus operandi de la junta adictiva en el barrio era el mismo. Entrar a las primeras horas del día, apuntar en la cabeza a quienes se encontraban dormidos; gatillar si se despertaban las víctimas. Varios por suerte "siguieron roncando".


Por dentro de la fuerza, varios se preguntan qué hace la division Toxicomanía de la Policía de Misiones, que argüyen, conoce todo y cada uno de los lugares donde se venden estupefacientes. Es un sordo clamor que atañe a asuntos internos.  

Largamente se sabe sobre la presencia del narcomenudeo, de dealers que promueven la kinder delincuencia en niños de las barriadas cebándolos para el consumo. 

Esa zona de Garupa prevalece por ser el territorio de los malvivientes, pese a que los vecinos - la mayoría de clase trabajadora - se cansó de denunciar el entorno que los preocupa. Hace por lo menos cuatro años, se registran periodísticamente testimonios de vecinos asombrados de que, del patrullero bajaran agentes en la casa de los repartidores de "falopa" y los saludaran a los sujetos como si fueran viejos amigos. 
Hurtos en las paradas de colectivos, cuando los dueños van al trabajo en pleno día, venta de alucinógenos en las escuelas cercanas y hasta el risible comentario en la redes sociales de que vieron a uno llevándose un LCD o una garrafa al hombro lo mas campante. 


Asimismo los vecinos optaron en algún momento por tomar cartas en el asunto y atrapar a los rateros por sus propias manos. 

La comisaria 5ta tiene un sólo móvil para patrullar 38 barrios y no hay que ser un experto en seguridad para darse cuenta que es una burla a la población garupaense por parte del gobierno provincial, la prédica de seguridad en estas condiciones. En las comisarias de Garupá hay guardias de 4/5 funcionarios lo que demuestra la falta de personal. inexplicablemente vemos enjambres de cadetes en los colectivos y recorriendo el centro de Posadas. No se quiera pensar que Garupá tiene menos policías activos que la Banda de Música. Sería un absurdo.  

Los diarios escritos y en la web agitan sus secciones policiales con los casos de Garupá, que ya es un sinónimo de inseguridad.  Es tan común que todo lo que sucede se convierte en un relato costumbrista inmediatamente. Como dice el dicho: "¡mal pero acostumbrao!"

Otro detalle a tener en cuenta es que Garupá tiene la llamada "Patrulla Urbana" conducida por un ex policía que responde a la administración Ripoll. Esa suerte de "vigilancia privada" del municipio tiene una ordenanza que determina su accionar como personal colaborativo de la policía sin portación de armas. Una suerte de "serenos con uniformes" cuyo apostadero esta en la ex feria franca de Av. Las Américas. La patrulla municipal tiene más móviles que la policía del Estado. Hasta un cuatriciclo. 

De no ser por la santa profana que tiene Misiones, la "santa EBY", la localidad no contaría con una moderna edificación para la comisaría quinta y seguramente continuaría en la confluencias de la rutas 12 y 105 cayéndose a pedazos, como también va en camino la sede policial de Garupá Centro, que de manera similar debe cubrir otros 20 barrios más. 

El 8 de mayo el gobernador Herrera Ahuad entregó  31 móviles a distritos diversos "con fondos propios" como afirmó la gacetilla replicada profusamente por el ecosistema informativo oficial y ninguno fue al destacamento de Villalonga Norte. 

En Google todavía está el registro de cuando " en 2012, el entonces gobernador Maurice Closs había comprado por  diez millones de euros, un helicóptero "sanitario" Eurocopter con fondos de la Policía de Misiones pero que usó durante toda su gestión para traslados oficiales. 


Los vecinos de Garupá ya no esperan una 4 x 4 sino al menos un equipo de motocicletas "con policías arriba" que anden por los barrios porque ahorrarían en combustible; y si aún subsiste el problema de caja, que manden unas bicicletas "con policías arriba" que pedalen por todas partes. La  ironía es una comprensible por tanta espera y desazón.

Y cual si fuera una comarca rural, de vez en cuando andan dos o tres policías a caballo. Todo muy pastoril. 

Garupá por un tiempo tuvo el patrullaje a pie de miembros del Grupo de Intervención Rápida. En gestiones anteriores se desplegó el famoso show de Alto Impacto que por varias horas hacían ver la "presencia policial" en las calles de la localidad. Aún entre los propios miembros de la institución dicen que ese "modelo marketinero" no sirve para nada. Sin sorpresa ni inteligencia previa, no surte efecto en el aplacamiento del delito. "Los chorros se mudan por un rato". 

El Poder Judicial misionero deja mucho que desear, es lerdo, imbricado, pero también el Poder Ejecutivo hace agua por todos lados en materia de políticas de seguridad y penitenciaria. Tanto uno como el otro juegan al ping pong delante de los ojos del pueblo. 

Mientras tanto, la Policía de Misiones frecuentemente padece denuncias públicas de abusos, coimas, delitos internos que terminan en sumarios administrativos y traslados o expulsiones. Las menos. 

La división de poderes es una entelequia y el modelo de protectorados se hace más evidente en la suma del Poder público. La delincuencia crece junto con la falta de justicia y de seguridad. 

Es un problema político. 

Al Estado bobo y connivente también hay que hacerle una prueba de parafina. A lo mejor en esta época de crisis generalizada, tan reveladora de las injusticias, las inequidades, las deficiencias y los contubernios, podamos llegar a dilucidar que ese Estado merece una autocrítica y una reforma.

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