Empezó el crujir de dientes; el veto al artículo 23 de la Ley de Presupuesto pasó el peine fino para todas las provincias fronterizas que pretendían que el Estado Nacional les de plata compensatoria a sus vuelos federalistas - autonomistas.
En Misiones, los aires pavoneantes de un provincialismo cuasi separatista filosofal precipitaron el copioso asombro nunca visto, de que la Nación termine con pretensiones exclusivas.
Fue Misiones la que diseño el modelo reclamatorio y puso el paño negociador bajo el parámetro de las asimetrías, la consuetudinaria queja de la coparticipación, más el acting de territorio olvidado por el centralismo porteño.
La caída del valor del peso argentino impacta a lo largo de la cordillera y en los bordes internacionales por igual; acorde a la normativa aduanera derribada, todas las provincias deberían ser aguantadas por la Nación desde la nada misma, puesto que se dejaría de cobrar IVA, Ganancias y otras gavelas.
(Misiones no supero aún su acendro de "territorio nacional" que finalizó en el gobierno de Juan Domingo Perón, aquel 22 de diciembre de 1953. Se me ocurre. )
El modelo híbrido renovador supone que la ideología pragmática del intercambio de favores, la toma y daca, el saltimbanquismo cuatrienal son arbitrios que el resto del mundo - desde el límite de Virasoro a Kuala Lumpur - debe aceptar sin preguntas.
Para el colmo de males, los diputados (emisarios) oficialistas misioneros hacen "rancho aparte" con el agrupamiento del legislador mendocino José Luis Ramón.
Misiones quería en un principio que toda la Argentina financie su elucubración egoísta en medio de la crisis más brutal que vive el país, por la conjunción de la pandemia viral y la quiebra que dejó el macrismo neo liberal al cual garantizó gobernabilidad (carnalidad sin memoria).
Después se plegaron otros Estados tan sensibles y vigilantes de las vertientes de plata del Estado argentino.
La claque mediática del oficialismo misionero salió rápido a rasgarse las vestiduras y a marcar que es una promesa incumplida del gobierno nacional. Es decir a vertir el fácil argumento de tirar la pelota a Buenos Aires como si en la tierra colorada nunca hubiera culpables o a las ocurrencias misioneristas hay que decirles únicamente que si.
Ni las madamas de Toulousse Lautrec pretendían tanto.
Ahora los opositores "macri - radicales" de Misiones salieron a pedir culpables; los adocenados por la monotonía discursiva local le echan la culpa a Alberto Fernández porque no cumple el capricho.
El longilíneo diputado nacional Pastori reclamó el repechaje sobre la reglamentación del artículo 10 de la Ley de Pymes. ¿Por que no lo hizo Macri en el fervor del amorío reciente?
La decisión de neto corte económico dice claramente que "la creación de zonas francas y áreas aduaneras especiales en gran parte del territorio argentino "no resulta aconsejable en tanto significa una inestimable caída de la recaudación dada la consecuente merma de las transacciones comerciales, las producciones locales y el consiguiente impacto desigual en las economías regionales".
Pero también hay un trasfondo político. No puede una provincia - ninguna - prevalecer por sobre los intereses de la Nación; no puede pedir a dos manos obras, "compensaciones históricas", el manejo discrecional interno de cualquier programa, plan o subsidios que el gobierno nacional desarrolle, sin una alineación indubitable que signifique, un reconocimiento que esas políticas públicas son del "gobierno nacional y popular" de Alberto + Cristina.
O sea, dejar decir que lo logros son renovadores cuando son derechos y beneficios otorgados por el Frente de Todos. ( Saludar con sombrero ajeno)
Especulo que también es una marcación a los idearios personalistas "tipo Massa" que siempre esta pensando en la carrera presidencial y armando roscas paralelas en las hendijas de la coalición del Frente de Todos. Por Misiones ya anduvo sonriente pro formando anclaje con el Príncipe.
Pues bien, le cortaron las alas, con y sin querer.
¿Ahora que va a hacer la Renovación gobernante enojada? ¿Dirá a viva voz que el gobierno nacional "no cumplió con la palabra empeñada" como si todo se tratara un acuerdo pignoraticio? ¿O entenderá que NO se puede subvertir la suerte recaudatoria a los deseos individualistas de una provincia?
Si el resongo será volver a decretar elecciones provinciales separadas de las nacionales, todos entenderemos que el oficialismo provincial persiste en su propio ser o la falacia inductiva de lo particular sobre el bien común del país entero.
Alcides Cruz
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