2/23/2021

Tehuelches y ranqueles en Misiones

Tras haber establecido la esfericidad de la tierra, los griegos dedicaron su racionalidad a organizar océanos y continentes. Mencionaban un solo mundo, el griego, situado en medio del océano, idea ésta que algunos atribuyen a Aristóteles. O de cuatro tierras o continentes, una en cada cuarto de la esfera, idea, al parecer de Crates de Malos hacia el 160 AC. 

O dos masas continentales, una al norte otra al sur, perfectamente simétricas. La tierra del sur era llamada  (la tierra opuesta) o Antípodas. Ptolomeo por su lado hablaba de un gran continente que tenía un océano en el medio. Visto de algún modo, ese mundo  llamado Patagonia: desolado, frío, distante, árido sería la tierra opuesta a la  “la verde selva verde”. Quiero decir, mirar un valle, digamos Gualjaina, en Chubut, el “lugar donde están los huesos blanqueando”...

Y sin embargo se mueve

Hacia 1520 Magallanes visitará aquellas costas bravas. Antonio Pigafetta compañero e historiógrafo del viaje, retrata a un ser, un hombre de talla impresionante. Según el diminuto italiano, un día en pleno invierno austral los marineros  vieron aturdidos como un enorme hombre bailaba y cantaba en la costa a pesar del tremendo frío, algunos días después la tripulación logró capturar a uno de estos gigantes que murió tiempo después en pleno viaje. La deriva de los patagones, de todos modos continuaría, en 1764 el comodoro John Byron explora las costas de Chubut y Santa Cruz. Dos siglos después los patagones medían lo mismo.  “Al recibirme su talla era gigantesca, tuve la impresión de que los cuentos de monstruos con forma humana, se hacían realidad.”s

A la deriva

El geofísico alemán Alfred Wegener propuso en 1912 la tesis del desplazamiento de los continentes. Sus colegas descartaron en un principio la idea, 50 años después la teoría del lento y continuo movimiento de bloques de tierra fue aceptada. Hoy se trata de saber cuáles han sido las rutas de movimiento. La Patagonia podría haberse desprendido de la Antártida y en su andar encontró  lo que hoy llamamos pampa, la cicatriz de esa unión estaría entre Sierra Grande y Bariloche. La idea de la Patagonia Alóctona. Es decir, la que viene de otro país. Es una tierra otra.

El 24 de agosto de 1885 el ministro de Guerra y Marina, Francisco Ortiz, inquirió ante la Cámara de Diputados de la Nación “qué se va a hacer con estas tribus de indios, que vienen a someterse voluntariamente” Las campañas militares en la Patagonia de aquellos años terminaron con el sometimiento de miles de sus habitantes. 

Apresados, fueron destinados a trabajos forzados, así aparecen en Santa Ana, en medio de la selva, un centenar de mapuches y ranqueles. Rudecindo Roca, entonces gobernador del territorio misionero y terrateniente cañero es su carcelero. El líder de esos hombres del sur, escuálidos, enfermos, rebeldes y pequeños, (poco mas de 5 pies) era Yancamill, Llancamill o Yankamil.  El 23 de junio de 1888, según dice  el “Sumario levantado con motivo de la sublevación i fuga de los indios pampas que trabajaban en el establecimiento del Señor General Don Rudecindo [Roca]” (Archivo General de la Gobernación de Posadas). Los esclavos  se rebelan. Los líderes de la sublevación son Yancamil, Melideo y Simón (hermano de Yancamil), prisioneros en el ingenio “San Juan”  propiedad del mismo militar-político que una década antes destruyera sus familias en Pozo del Cuadril, en la Patagonia. 

La historia contará   que los hechos comenzaron cuando el mayordomo del ingenio obligó a las mujeres ranqueles y mapuches a cortar caña y lo que ocurrió luego de la fuga de los patagónicos hacia al Paraguay. La justicia y el gobierno  de entonces solicitaron la extradición de los alzados, cosa que Paraguay jamás tomó en cuenta. Yancamil y su gente volvieron al sur con los años. El hombre que comandó la última batalla de los mapuches y ranqueles contra el ejército, en Cochicó, en la que resultó victorioso, que fue reducido a la esclavitud, que lideró la fuga al Paraguay, murió junto a sus recuerdos en un rancho de Victorica, La Pampa, en 1931. De algún raro modo gente y tierra, que suelen ser la misma cosa, se mueven, chocan y regresan en ese océano que son el tiempo y el espacio.D E











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