El misionerismo es una visión umbilical, de consumo interno, un fraseo melifluo para los misioneros que creen que la Argentina empieza en Bernardo de Irigoyen y termina en las cercanías de Virasoro.
Una cuasi idea que prende en una provincia esforzadamente extranjerizante en sus ánimos étnicos, que se auto representa como un crisol racial inmigratorio con fuertes raíces europeas y pocas ramas en el país. Solamente hay que recordar lo que dice la historia de muchos gringos que se mudaron a Misiones desde colonias entrerrianas o santafecinas para estar cerca de la frontera y escapar a otro país por miedo paranoico de una futura guerra.
60 y pico de años de conformación como Estado provincial contribuyen a su pubertad y pretencioso vuelo de autonomismo.
Esos efluvios cesecionistas no hacen mas que contradecir lo que critican aquellos Estados subnacionales al calor de una Constitución Nacional reformada en el año 1994, que implantó un federo - neo liberalismo mezquino y egoísta, incentivando a que las provincias se perciban como independientes del serno nacional.
Mendoza, una provincia gobernada por la derecha radical pro, salió a proclamar en boca del legislador radical y ex gobernador Cornejo el anhelo de separarse del mapa argentino. Estos alientos separatistas tienen detrás algunas sinarquías muy interesadas en los recursos naturales. En el caso de la provincia cuyana es la banca Rothschild, que ya no se conforma con inversiones en viñedos y bodegas.
No hay idea ni principios de patriotismo sino de mero negocio.
De alguna manera la Corte Suprema de Justicia de la Nación acaba de ratificar ese miasma con el fallo político que sustenta una permisividad autonomista para la Capital Federal.
El misionerismo es centralismo sublimado. Es correr el centro del estuario del Río de la Plata a las Cataratas del Iguazú. Un yoísmo centralista "pretencioso y engrupido, con el berretín de figurar" diría un guapo del 900.
Imaginar la posibilidad de dejar que Misiones se arregle sola como tanto fanfarronea, y se mantenga con sus ingresos, es un interesante desafío. Si quiere ser autónoma que lo sea, pero que no pida nada a la Nación ni perjudique al resto de las provincias. Todos ponen, tomo todo de la perinola.
Es un reto experimental para ver en la realidad, hasta donde llega el rugido de la sombra del yaguareté.
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