7/29/2021

Los antiperonistas son vendidos ideológicamente a los ingleses. Lea por qué son antipatrias



CHURCHILL O PERÓN.

«Uno de los factores poco conocidos de la caída de Perón es la industrialización creciente del país. Esto significó un perjuicio considerable para los tejidos y cueros británicos, cuya exportación a la Argentina disminuía rápidamente. La desconfianza británica se transformó en hostilidad cuando comprendió que Perón se preparaba a explotar las enormes reservas petrolíferas del subsuelo argentino». (Journal du France - octubre de 1955).
En 1964, Perón escribió sobre el tema que nos ocupa: «El Imperio Británico celebró mi caída como una victoria típicamente inglesa. Ante la Cámara de los Comunes, delirante de entusiasmo, Winston Churchill desencadenó todos los fuegos de artificio de su pirotecnia verbal. Señaló que mi derrota era para el Imperio, un hecho tan importante como la Segunda Guerra Mundial y que no se me daría tregua ni cuartel, hasta el final de mis días». La sentencia de Churchill se cumplió, Perón no tuvo ni tregua ni cuartel hasta el día de su muerte. ¿Qué había hecho el Gran Conductor Argentino para que Churchill lo considerase un enemigo de tales dimensiones? Algo muy simple: declarar y hacer efectiva la Independencia Económica del país, que fue solemnemente jurada por todo el Gobierno en Tucumán, el 9 de Julio de 1947. La puesta en marcha de esa Independencia Económica, era revertir y recuperar para los argentinos, los tres millones de kilómetros cuadrados de la geografía que nos quedaba. La Argentina primaria del pasto y de la vaca inglesa fue reemplazada por la Nueva Argentina industrial, tecnológica y científica. La Argentina de Perón, consolidada jurídicamente en la Constitución Nacional de 1949, era la puesta en marcha del ideal de los próceres precursores de Mayo de 1810. Era la revancha contra el brutal colonialismo que nos había impuesto Gran Bretaña durante un siglo y medio.
Ferns, el célebre historiador Inglés contemporáneo, señala en el Tomo I de su obra dedicada a la Argentina, que antes del acceso de Perón al poder, la Argentina «absorbió entre el 40 y el 50% de todas las inversiones fuera del Reino Unido». (pág. 397). Estas cifras son más que indicativas de los intereses que la obra del Peronismo había lesionado. Si tenemos en cuenta que durante el decenio 1946/55 Inglaterra tuvo que resignar ante Ghandi su presencia en la India y que Mohamed Mossadegh había puesto fin a los intereses ingleses en el petróleo de Irán, comprenderemos la gravitación que nuestro país tenía en 1955 en el derrumbe del Imperio Anglicano.
El reconocimiento que los Estados Unidos hicieron al poder de Perón y de la Argentina Justicialista fue lo último que pudo soportar la Metrópoli Londinense de su ex colonia. El acuerdo Perón-Eisenhower con respecto a la explotación petrolera a través de la «California Argentina» iba a alejar por siempre de estas tierras a la Gran Bretaña y a las otras potencias europeas asociadas. Fue entonces cuando Inglaterra se lanzó a la reconquista de la Argentina. Utilizó para tal fin dos fuerzas tradicionales y muy eficaces: sus diplomáticos y sus agentes diplomáticos. Con respecto a ellos dice Ferns: «Si el arte de la diplomacia consiste en inducir a otros a tomar decisiones que uno desea que ellos tomen, los agentes británicos en la Argentina practicaron ese arte con grandes resultados. Los agentes diplomáticos británicos piden moderación a los actores cuando éstos manifiestan sus feroces inclinaciones contra el Imperio, les hacen zancadillas cuando avanzan demasiado o bien dan un empellón a otros en la dirección que les parece conveniente». (Tomo I págs. 296-299).
El General Perón desde su exilio escribía a Scalabrini Ortiz: «Usted es uno de los intelectuales argentinos que siempre vio claramente el enemigo real». Y su recordado y poco difundido trabajo sobre los episodios de 1955 decía: «Quizá un error de nuestra parte fue no haber considerado siempre a nuestro Gobierno como una etapa de la lucha secular contra Inglaterra que se inicia con las invasiones inglesas».
Inglaterra y la subversión: en los años que siguieron a 1955, la diplomacia británica no pudo demoler la colosal estructura levantada por Perón. La Argentina industrial, tecnológica, científica, cultural y social, seguía en pie a pesar de todos los embates y de las más bárbaras políticas que se lanzaban contra ella. Los textos ingleses de la época no ocultan su preocupación por el problema. La cuestión se hace acuciante hacia 1972, cuando el General Perón confirma solemnemente su voluntad de regresar a la Patria. Entonces aparece el segundo tomo de la obra del historiador británico Ferns sobre la Argentina. Allí leemos lo siguiente: «Como no sea mediante una guerra civil devastadora, resulta difícil imaginar cómo puede deshacerse la revolución efectuada por Perón». (pág. 247). Y la guerra civil devastadora para nuestra Patria programada y bien pensada por los estrategas ingleses «para deshacer la revolución efectuada por Perón», llegó a nuestras playas. No vino solamente con palabras, vino con armas procedentes de Inglaterra. Recuerdo el día 18 de abril de 1974: un diplomático británico de nombre Micke John Bishop fue detenido en el momento de introducir al país un contrabando de armas. El diario La Nación inicia la reseña del gran escándalo en estos términos: «La Justicia Federal en lo Criminal y Correccional investiga lo relacionado con el secuestro, efectuado el 10 del actual por personal de Prefectura Naval Argentina, de varios bultos que contenían 17.500 proyectiles calibre 9 mm., munición de guerra, acondicionados en cajas utilizables para pistola, fusil y ametralladora, que fueron desembarcados del rompehielos de la Marina Británica Endurance». Y tras dar detalles asombrosos sobre esta invasión virtual en el propio Puerto de Buenos Aires, la crónica da cuenta de la inmediata libertad del diplomático involucrado, a la vez que señala, como trascendido, que Gran Bretaña había dado al Poder Ejecutivo las explicaciones del caso: «Lamentando no haber cumplido con los trámites que hubiera debido realizar en el caso ante nuestra Cancillería». Nunca se hicieron públicas las explicaciones que había dado Gran Bretaña. Jamás se conoció la actitud del Ministro de Relaciones Exteriores de aquel entonces. Dejo el tema para los historiadores revisionistas que quieran ocuparse de los años que van de 1973 a 1976. Al descubrimiento de ese contrabando inglés de armas siguieron otros dos, de los que sólo informó el diario Mayoría; uno interceptado en otro buque inglés y el tercero en una aeronave de la British Caledonian. Si los contrabandos de armas descubiertos fueron tres, ¿cuántos fueron los que no se detectaron? Nunca lo sabremos, pero sí todos recordamos que «la guerra civil devastadora» lanzada anónimamente contra el Tercer Gobierno del General Perón, tenía entonces cuatro frentes bien definidos:
1. El terrorismo bélico con el crimen planificado.
2. El terrorismo periodístico con la tergiversación organizada.
3. El terrorismo político con la traición reiterada.
4. El terrorismo económico con el desabastecimiento, los vaciamientos de empresas y el sabotaje a la producción.
Todas estas eran las formas de la «guerra civil devastadora», declarada en secreto por los ingleses contra Perón. El objetivo era muy claro: destruir la industria argentina, destruir la tecnología argentina y destruir la ciencia y la inteligencia argentinas, aniquilando a la universidad que la produce. Por estos medios, coherentes y contestes de Gran Bretaña para el Río de la Plata, se buscó reinstalar a la Argentina en el sistema colonial de la división internacional del trabajo.
Exportadores de cerebros talentosos (cientos de miles de argentinos emigraron en busca de trabajo entre 1976 y 1980) e importadores de laosianos y vietnamitas (ahora también los coreanos en verdaderas oleadas) que trajo el ministro Harguindeguy para cumplir el «gobernar es poblar», de Alberdi. La Argentina colonial ha sustituido pues, a la Argentina Independiente de Perón.

Dr. Julio González.





"Aspiramos a una liberación absoluta de todo colonialismo económico, que rescate al país de la dependencia de las finanzas foráneas. Sin bases económicas no puede haber bienestar social: es necesario crear esas bases económicas", decía Juan Domingo Perón el 9 de julio de 1947 en Casa Histórica ─hace 70 años─, durante los festejos por el centésimo trigésimo primer aniversario de la Declaración de la Independencia.

Las palabras del general tienen que ver con el acta firmada para declarar la independencia económica de los organismos internacionales de crédito, denominados por Perón como "el capitalismo foráneo enclavado en el país".

A partir de la rúbrica se nacionalizaron el Banco Central ─del que se tomaron créditos para el desarrollo la Industria Argentina─ y los Ferrocarriles ─por entonces de propiedad británica─, que dio pie a la creación de la empresa Ferrocarriles del Estado Argentino. También se lanzó el Plan Siderúrgico Argentino, impulsado por el Gral. Manuel Savio, que incluyó la fundación de la empresa siderúrgica estatal SOMISA (Sociedad Mixta Siderúrgica Argentina). Todo esto se enmarcó dentro del denominado “Primer Plan Quinquenal”.

Con el acta, Juan Domingo Perón aspiraba a multiplicar la producción nacional a partir de la industrialización, a distribuir equitativamente la riqueza para aumentar el estándar de vida de la población. "Lo que otros vendieron, nosotros lo hemos recuperado. Al afán mercenario de otrora, sucede el espíritu hondamente patriótico que ha sabido sacar del esfuerzo y hasta del sacrificio el vigor necesario para acometer la magna empresa de nuestra total recuperación", dijo en otra parte de su discurso.

El general culminó su alocución con un reconocimiento para Tucumán, destacando su rol histórico en la Declaración de la Independencia política, y aquel 1947 también la económica: "Ahora, cuando todo lo que es fundamento de nuestro porvenir está en nuestras manos cuando pisamos tierra nuestra, absolutamente nuestra, cuando disponemos a nuestro albedrío de todo lo que constituye el patrimonio argentino, podemos decir que la libertad política se ha complementado con la independencia económica, proclamada solemnemente en la histórica Tucumán, que conoció la aurora de nuestra nacionalidad y ha sido propicia sede a la consolidación de la Argentina socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana".



Puntos principales del Acta de Independencia Económica

- Reafirmar el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos.

-Movilizar las inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una verdadera política.

- En el comercio internacional tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos de trabajo argentino.

- Los pueblos de la tierra que los consumen puedan encontrar un nivel de prosperidad y bienestar más alto que los alcanzados en ninguna época anterior y superiores a los que puedan anotarse en el presente.

- Reafirman la voluntad de ser económicamente libres como hace ciento treinta años proclamaron ser políticamente independientes.

- Las fuerzas de la producción e industrialización tienen ahora una amplitud y alcance no conocidos y pueden ser superadas por la acción y trabajo del pueblo de la República.

- La cooperación será activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías.



ACTA DE DECLARACIÓN DE LA INDEPENDENCIA ECONÓMICA - SAN MIGUEL DE TUCUMÁN 9 DE JULIO DE 1947

"En la benemérita y muy digna ciudad de San Miguel de Tucumán, a los nueve días del mes de julio de mil novecientos cuarenta y siete, en celebración del centésimo trigésimo primer aniversario de la declaración de la independencia política, sancionada por el Congreso de las Provincias Unidas reunido en mil ochocientos dieciséis, se reúnen en acto solemne los representantes de la Nación, en sus fuerzas gubernativas y en sus fuerzas populares y trabajadoras, para reafirmar el propósito del pueblo argentino de consumar su emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de hegemonías económicas condenables y de las que en el país pudieran estar a ellos vinculados. A tal fin los firmantes, en representación del pueblo de la Nación, comprometen las energías de su patriotismo, y la pureza de sus intenciones en la tarea de movilizar las inmensas fuerzas productivas nacionales y concertar los términos de una verdadera política para que en el comercio internacional tengan base de discusión, negociación y comercialización los productos de trabajo argentino, y quede de tal modo garantizada para la República la suerte económica de su presente y su porvenir. Así lo entienden y así lo quieren, a fin de que el pueblo que los produce y elabora y los pueblos de la tierra que los consumen puedan encontrar un nivel de prosperidad y bienestar más alto que los alcanzados en ninguna época anterior y superiores a los que puedan anotarse en el presente. Por ello, reafirman la voluntad de ser económicamente libres como hace ciento treinta años proclamaron ser políticamente independientes. Las fuerzas de la producción e industrialización tienen ahora una amplitud y alcance no conocidos y pueden ser superadas por la acción y trabajo del pueblo de la República. El intercambio y la distribución suman cifras que demuestran que el comercio y la industria se expanden conjuntamente con aquellos. La cooperación, que contribuye a fijar de manera permanente las posibilidades humanas, será activada hasta alcanzar el completo desenvolvimiento que demandan las nuevas concepciones del comercio y empleo mundiales de las energías. A su término, una vez leída esta declaración y preguntados si querían que las provincias y territorios de la República Argentina tuviesen una economía recuperada y libre del capitalismo foráneo y de las hegemonías económicas mundiales o de las naciones comprometidas con aquéllas, aclamaron y reiteraron su unánime y espontáneo -así como decidido- voto por la independencia económica del país, fijando por su determinación el siguiente

Preámbulo:

“Nos, los representantes del pueblo y del gobierno de la República Argentina, reunidos en Congreso Abierto a la voluntad nacional, invocando a la Divina Providencia, declaramos solemnemente a la faz de la tierra la justicia en que fundan su decisión los pueblos y gobiernos de las provincias y territorios argentinos de romper los vínculos dominadores del capitalismo foráneo enclavado en el país y recuperar los derechos y gobierno propio y las fuentes económicas nacionales. La Nación alcanza su libertad económica para quedar, en consecuencia, de hecho y de derecho, con el amplio y pleno poder de darse las formas que exijan la justicia y la economía universal en defensa de la solidaridad humana. Así lo declaran y ratifican ante el pueblo y gobierno de la Nación el gobierno y pueblo aquí representados, comprometiéndose, uno y otro, al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas y honor. Comuníquese a la Nación y, en obsequio del respeto que se debe a los demás Estados, detalladamente en un manifiesto y acta las fuentes determinantes de esta solemne declaración, dada en la Sala de Sesiones del Congreso de las Provincias Unidas, donde en mil ochocientos dieciséis se proclamara la independencia de la República, y refrendada por los representantes del pueblo y gobierno argentinos aquí reunidos”.

FIRMAN: Juan Domingo Perón Presidente de la Nación ArgentinaMinistros: Quijano, Borlengui, Gramuglia, Miranda, Pistarini, Carrillo y otros.











---

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Opine Libremente pero Evite Insultos.

El Vecinal TV

Lo Mas Leido

Radio Vecinal On Line

Guía Digital