Massa y la derecha gataflora argentina

La derecha tiene un cuasi presidente parecido a ella. Es un hombre que toda su vida coqueteó con el Poder vernáculo y extranjero; forma parte del ideal representante del modelo aceptable para el sistema occidental, hegemónico, y en sí mismo una terminal confiable de esos intereses extraccionistas por las vías materiales o financieras. 

El país está en manos de ellos - los de afuera - en sus variadas formas de envase. Nadie de la derecha criolla, aspiracional, admirativa de aquello que siempre parece que es mejor que lo nuestro debería quejarse. 

Voy a usar figuras, imágenes mentales o sombras chinescas. 

Sergio Massa es una versión argentina del "Presidente delegado" que supo inventar la élite de los Estados Unidos con Juan Guaidó en Venezuela.  

Como se observó, no hubo demasiadas resistencias de propios ni extraños. Los cuarteles mediáticos dispusieron todo su andamiaje y periodistas operativos para que llegara desde el clamor. 

Es la garantía de que los pobres infelices de nuestro país van a llevar la carga de los deleites de los patrones mixturados en paraísos fiscales, fugaductos y trampas de contabilidad creativa. 

Les calza justo, a medida, no deberían patalear demasiado. Es un buen chico de la Embajada. 

Sin embargo el consuetudinario gataflorismo de clase despierta con su inconformismo. Esa insondable picazón, esa urticaria migratoria que lleva a nuestro medio pelo, tilingo y esnobista, a rascarse por aquí o por allá.

Nuestro territorio y sus riquezas están embargados de hecho. El gobierno de Macri - al cual votaron con fervor - empeñó a varias generaciones con deuda externa, no hubo ni lluvias de inversiones ni luz al final del túnel. ¿Qué es lo que quieren los sectores opulentos, ronrroneantes en el hablar, con el cerebro vestido de polo, broche en el pañuelo y sombrero de carpincho?

Enamorados de un falo de polímeros que les venden todos los días desde sus canalejos comunicacionales...

¿Creen que todavía nuestro país les pertenece por el ideario del usufructo de la propiedad privada? ¿Creen en la ficción de la libertad cuando sus propias herencias ya no serán y sus herederos enterrarán sus huesos antes de morir? 

Amor a la Patria no es pasear un Aberdeen Angus campeón ni un gaucho al galope flameando la bandera. 

Los terratenientes, los inversores en consorcios de siembra, los 12 mil millonarios de la Argentina son los primeros esclavos, la primicia del cardúmen condenado a vivir escapando de su propia emboscada. 

Este juego idiota ha terminado. ¿Se darán cuenta que ensueñan en la neblina de un sueño perdido? 

Tienen en el poder a uno como ellos o por lo menos que hará los deberes para los otros que ellos prefieren. En futuro inmediato podrán colocar en la cima a otro idéntico, si les place; genuflexo y apantallador de las veleidades extranjeras. U otro peor...un émulo de Hitler exterminador de pobres, tullidos, negros, indios y viejos. 

Autosatisfacción en la realidad paralela de un onanismo plástico. 

Alcides Cruz