Aníbal Lehman siente que le faltaron el respeto. Fue el iniciador de un agrupamiento de dirigentes que proponía un frente electoral dentro del esquema renovador con algunas salvaguardas.
Todos los que confluyeron en esa etapa coincidían que la Renovación debía ser clara en un punto o dos. Avisar con tiempo si lo prefería al Intendente Ripoll para un cuarto mandato y si el "resto del mundo" iba a ser un convidado de piedra y mero recolector de votos para el mandamás de Garupá.
La mayoría se junto con cicatrices de la campaña 2019 e inclusive de la de 2021. Ninguno aprobaba que se vuelvan a presentar una quincena de candidatos que terminan atomizando el voto y abrevando al enquistamiento de "Lucho" en el sillón de "Pituco" Suárez.
Y lo más triste aparece luego. Todos los militantes que bregaron por el triunfo de la Renovación en el distrito quedan de lado y cuatro o cinco dirigentes acomodan el cuerpo en algún directorio provincial, según la velocidad, el padrinazgo o la genuflexión desplegada.
Por último - en una localidad donde la práctica política es la dádiva hecha carne - el planteo crudo de recibir fondos o especies de proselitismo a tiempo y discreción.
Garupá es problema por eso. La idea equívoca de basar el voto en las necesidades crónicas de la gente, ya no es una garantía de resultados favorables. Mantener un cantón de pobreza y miseria para el ejercicio de la demagogia ya no paga con fidelidad en el cuarto oscuro.
Cada día, las redes sociales contribuyen increíblemente a descender la brecha de ignorancia y manipulación de la gente, por más que parezca lo contrario. Así en las últimas elecciones, los dirigentes de la vieja guardia y de los viejos modos, se dieron cuenta tarde, cuando las urnas vomitaron la derrota.
Este comentario agregado a la nota realizada a Aníbal Lehman, conlleva el propósito de un disparador al debate. Vean la charla y comenten su parecer.
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