Por Alcides Cruz - licencia CC BY 4.0.©
COLABORE CON EL PERIODISTA
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Últimamente veo gente hablando de cosas que No conozco. Por ejemplo esto. "Se esfuma el aguinaldo".
Es acaso un fantasma que se pierde en la bruma? Un ave nocturna que vuela en la espesura del monte? Un animal escurridizo que bufa entre los vapores de un amanecer invernal? Qué es esa especie ignota que nombran a cada rato? A qué ciencia escrita pertenece?
Aguinaldo. Palabra que suena a algo flaco, encorvado y voraz. Este especimen, como tantos otros desconocidos de la fauna, parece habitar naturalmente en la selva de Misiones. En el mes de junio o diciembre, todo el mundo habla de esta entidad no física o flotante. Conjeturo que puede parecerse a una medusa de río, grácil pero a la vez peligrosa al roce. La forma del aguinaldo es perceptible pero inasible. Los lugareños quieren darle una forma humana o de animal mitológico como el "chupacabras" pero resulta infructuoso.
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Misionero. Denominación que procede de la palabra Misión. Propio de las Misiones Jesuíticas que se establecieron por obra de la Compañía de Jesús en el proceso colonizador del litoral argentino y áreas confluyentes de Paraguay y Brasil.
Digo el "misionero " como gentilicio, porque es portador de esta palabra: aguinaldo. A mediados o al final del año austral, este nacido en la hoy provincia homónima, sufre una suerte de convulsion verbal y No puede parar de hablar o pensar en este idiolecto. Camina por las calles pensando en el aguinaldo, hace reuniones espontáneas entre vecinos, las iglesias de todo credo rezan por su multiplicación abundante mientras piden el diezmo.
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La medicina alopática no tiene ninguna solución que ofrecer hasta el momento. Los galenos suelen tratar con somníferos o mio relajantes a quienes padecen esta "cosa" que NO tiene una categoría patológica neta pero es "una enfermedad de síntomas difusos " que hace la vida imposible de las personas, hasta que "se va de golpe".
El misionero es particularmente sensible al aguinaldo; es el habitante de la Argentina que tiene la predisposición genética a padecer síntomas, cuyo repertorio registrado es: ansiedad, mareos, insomnio, sudor profuso durante la noche, pesadillas, proyecciones bulímicas como deseos de comer asado o comidas abundantes en proteínas y grasas. Beber bebidas alcohólicas o azucaradas.
Desde la psiquiatría han observado la tendencia adictiva a "comprar cosas", aún de aquellas que ya tienen, porque produce un goce temporal ante la descarga de dopamina en el cerebro. No distingue a género en particular, sólo que en las mujeres se acrecienta la tendencia a ir a la peluquería o a recorrer tiendas diversas.
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Este mal o problema o sensación de placer - displacer ataca especialmente a los empleados públicos de toda clase, con o sin uniforme por lo que su incidencia alcanza al 40% de la población económicamente activa. En el ámbito privado el aguinaldo se vive de manera contradictoria.
Para los dueños de empresas o comercios suele ser un flagelo similar a los efectos dañinos de una plaga de langostas. Como si fuera un insecto extra terrestre que tiene la capacidad de perforar y penetrar en cajas fuertes, cuentas corrientes bancarias, por lo que el sector asume su presencia como una pérdida irreparable.
Según investigadores médicos, si el empresario o comerciante es oriundo de Misiones, se agregaría una variante sintomatológica: una pulsión irrefrenable por proferir sonoros insultos a la vida mientras visualiza un filoso cuchillo aproximado a sus testículos. Luego del copioso llanto de descarga emocional, sobreviene una resignación. Algo así como la tristeza post parto.
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El aguinaldo en Misiones tiene su costado político. Una provincia que tiene localidades con el nombre de próceres del radicalismo como Alem, Irigoyen, Illia, es imposible que tal especie o ente sobrehumano caiga bien.
Además tiene resonancias históricas de patrones que antonomasia, gustan de regodearse con el laboreo a destajo y poner el valor del trabajo a su antojo. Que a Juan Domingo Perón se le haya ocurrido implementar el aguinaldo es una afrenta al amor propio del patrón misionero. Tal vez haya quedado un resabio de aquella ofensa en un resquicio de la memoria histórica y que el curso de los tiempos hayan aminorado ese sentimiento. No obstante hay rasgos persistentes. El patrón misionero necesita la sensación inigualable de que" te está dando el trabajo".
Hay que hacer notar que aún quedan boyando en la sociedad algunos aberrados que suelen pensar que el obrero, el trabajador le tiene que decir a fin de mes: ¿Cuanto le debo patrón por haber trabajado este mes para usted?
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En la Argentina, especialmente en la provincia de Misiones, este "padecimiento" - por no llamarlo enfermedad - fue disminuyendo paulatinamente según las estadísticas de empleo. Este dato originado en las encuestas de hogares fue analizado como una posible solución dirigida al bienestar psico social. Pero tiene su lado oscuro y No se puede aplicar a rajatabla, como anhelan sectores del empresariado, dado el uso y la costumbre.
Tampoco se puede crear una ley laboral que lo quite de cuajo sin causar el levantamiento de protestas y desencadenar un descontrol inimaginable. Especialmente en Misiones donde una víscera más acompaña al aparato vital del cuerpo humano: el bolsillo. Sacarle el aguinaldo al misionero se puede comparar con arrancarle un riñon de un mordisco. Ergo: una bestialidad infrahumana.
Al aumentar el despido de asalariados en lo público y lo privado, desaparece "magicamente" este estadío de angustia positiva de medio año o fin de año, tornándose en una depresión o "saudade", salvo que el sujeto de estudio pase a una instancia jubilatoria. En la etapa de retiro perduran los efectos o "el escozor del aguinaldo" pero con baja intensidad debido a cierta resignación propia de la edad.
En Misiones el 60% de la población económicamente activa puede considerarse "curada" de esta patología porque No la siente, no conoce la sensación, aunque ve en otros los rasgos de padecerla. Como todo el mundo espera la temporada de medio o fin de año, como quien espera a las alergias de otoño o primavera, la mayoría predispone su espíritu para aguantar a los que hablan del aguinaldo de la mañana a la noche.
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Como señalé al inicio de esta semblanza, hay personas nacidas en Misiones que No conocen el sentido profundo de esta palabra tan expandida. Lo mismo puede ocurrirle a otros no originarios de la provincia. Sin embargo es tan abrumadora las veces que se la repite que suele ser contagiosa a niveles emocionales o del comportamiento humano.
Los medios de comunicación contribuyen a la diseminación y exacerbación consecuente de lo que describimos como síntomas y signos del síndrome. Por ejemplo comercios que abren sus puertas más temprano y las cierran mas tarde de lo acostumbrado. Inclusive dueños de esos negocios que duermen en sus locales.
Pasan cosas insólitas como bancos enviando atentos recordatorios de créditos disponibles o deudas por cobrar. Aumentan exponencialmente los mensajes de texto o correos electrónicos de amigos que piden la devolución de préstamos con seis meses de promesa; la actividad de cobranzas de los usureros se aumenta. Una derivada impensada suele suceder con hechos de carácter judicial o policial. El aguinaldo tiene una capacidad radicular similar a los rizomas de las gramíneas bajo tierra.
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Así "el aguinaldo" persiste en la quintaesencia del misionero. Desencadena reacciones de las más inesperadas. Una vez leí al azar que un padre le quiso poner "Aguinaldo" como segundo nombre a su hijo. Jose Aguinaldo Pérez! para No revelar la real existencia del humilde trabajador de la tarefa yerbatera.
En esta provincia de verde abundante y tierra colorada, está tallado "el aguinaldo" en la idiosincracia. Es prácticamente imposible eludirlo entre las cientos de palabras en guaraní. ¿Será porque su sonido se asemeja a la pronunciación gutural, nasal, gangosa? ¡Aguinaldo aña membui! ¡Aguinaldo cheponemoi! Suena a sapucay. Un grito que se libera por la alegría, la tristeza o el coraje ciego.
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El aguinaldo despierta en el misionero mil coloraturas. Lo interpreta y lo describe. Lo arrima al calor más tibio y "maternal" que puede sentir: el amor al dinero. El amor al tener. A ser através de las cosas que posee. No sé porqué será así. ¿Por las influencias gringas que llegaron a estas tierras despojadas de todo y llenas de hambre? ¿Por aferrarse a lo material con uñas y dientes como una fiera herida? ¿Es la mezcla con las inclemencias sociales del paisano originario mbya que lo dejaron de lado, abandonado, le quitaron su selva y hay un regusto amargo anacestral que la sangre del hereditario No perdona?
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El aguinaldo representa muchas cosas al mismo tiempo, en la elipsis descriptiva que traza el espacio de la humorada y la realidad mas dura.
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