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8/31/2025
10/09/2024
El Conventillo - Buenos Aires, Argentina
Por Alcides Cruz - licencia CC BY 4.0.©
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La ciudad debió acompañar el crecimiento poblacional originado en la inmigración, con una adecuada oferta de habitaciones para alojar a esas gentes. La mudanza de los habitantes del casco antiguo hacia el Barrio Norte, a partir de la epidemia de fiebre amarilla registrada en 1871, permitió la utilización de esas antiguas residencias, muchas de ellas en pésimo estado, como alojamiento de los marginados que venían del exterior y los marginados que expulsaba el campo a partir del alambrado y otras reformas que se suscitaron casi en forma contemporánea al proceso inmigratorio.
Toda la calle Balcarce, desde Plaza de Mayo hasta Parque Lezama fue una sucesión de viejas casas coloniales con techos de tejas, tan bajos que parecían caerse encima de los transeúntes, devenidas en conventillos, con su chapa metálica, que según la ordenanza municipal indicaba la existencia de un inquilinato.
La falta de proporción existente entre la llegada de inmigrantes y el alojamiento insuficiente impulsó la construcción de gran cantidad de inquilinatos con un elevado grado de hacinamiento y deficiencias sanitarias.
En esas habitaciones vivían, comían, dormían amontonados y las utilizaban como talleres donde costureras, planchadoras, armadoras y sastres se dedicaban al sistema de “trabajo a domicilio”. El hacinamiento estaba agravado por el precario o inexistente servicio sanitario, que dio origen a verdaderos focos de enfermedades infecto contagiosas como el cólera y la tuberculosis.
Los cuartos de baño eran escasos y difícilmente podía bañarse la décima parte de las personas que allí habitaban. Bañarse en el conventillo no era fácil, con baño para 100 personas. Además, los baños permanecían abiertos pocas horas al día y todos debían lavarse en un tiempo muy corto. Las letrinas eran escasas y mal aseadas. El 20% de los conventillos de la ciudad de Buenos Aires no poseían baños ni letrinas de ninguna clase.
La falta de cocinas obligaba a los inquilinos a usar braseros, que se encendían en los patios junto a las puertas de las piezas; de esa manera, a la hora del almuerzo o cena, estaban encendidos en el mismo patio, 20 a 30 braseros. Los problemas se agravaban en los días de lluvia, porque los inquilinos cocinaban dentro de los cuartos. Cuando los ocupantes de una pieza eran verduleros o vendedores de pescado y no conseguían vender toda la mercadería, lo que sobraba era llevado a la habitación, cuya atmósfera se saturaba con las emanaciones de pescado, frutas y verduras pasadas.
El patio del conventillo era el espacio común de todos los inquilinos, donde se debía compartir la pileta de lavar, la soga de tender la ropa, la ducha y la letrina, lo que en muchas ocasiones provocó frecuentes peleas. En las mañanas de verano el conventillo era invadido por vendedores ambulantes y repartidores que llevaban provisiones como pan, leche, carne y verduras, entregadas de puerta en puerta o en pleno patio. Pero la mayoría de las mujeres prefería ir a los mercados y almacenes para comprar a más bajo precio.
No obstante, aparecen algunos personajes típicos como: el encargado, quién era el mandatario del propietario, responsable del cobro de los alquileres y del desalojo de algún moroso o indeseable, el que administraba la justicia casera ante los altercados propios de esos sórdidos lugares. Se perfila en el poema la convivencia entre “tanos” y “gallegos”, como fenómeno típico de la inmigración, que atraía gentes de los países más diversos; y finalmente aparece en el poema el sórdido mundo de los personajes marginales.
"...el proceso integrador que se producía en el conventillo, por cuanto entre sus habitantes, además de los inmigrantes, se encontraban los otros marginados del nuevo orden que se sucedía después de la Batalla de Caseros: los gauchos de a pie."
Este hombre, que ya habitaba el país, termina encontrándose con el inmigrante en una confluencia de culturas, comenzando un largo camino de génesis de una nueva sociedad y un nuevo hombre, proceso que aún hoy parece continuar.
Algunas casas patricias de notoria fama se convirtieron en conventillos; entre otras podemos citar La casa de la Virreina Vieja, ubicada en Perú y Belgrano, que fue habitada entre 1801 y 1804 por el Virrey del Pino, y luego por su viuda, por la cual llevaba esa denominación.; La casa de Ramos Mejía, ubicada en Bolívar 553, que fue el asiento de la legación extranjera y el refugio transitorio de Rosas previo a exiliarse en Inglaterra; La casa de Manuel de Lavardén, en Balcarce y Venezuela, que habitara el poeta autor del drama Siripo; y La casa de los López, construida por Don Manuel Planes, dónde Vicente López y Planes escribiera el Himno Nacional.
POEMARIO AL CONVENTILLO
Unos versos salidos de la pluma de Alberto Vaccarezza, tal vez nos ayuden a ingresar en el tema:
Un patio de conventillo
un italiano encargao
un yoyega retobao
una percanta, un vivillo
un chamuyo, una pasión
choques, celos, discusión
desafío, puñalada
espanto, disparada
auxilio, cana...telón
"...basten los versos de “Oro muerto”, el tango escrito por Julio Navarrine con música de Juan Raggi, que en la voz de Carlos Gardel nos hacen participar de la vida de un patio de conventillo de principios de siglo:
El conventillo luce su traje de etiqueta
Las paicas van llegando, dispuestas a mostrar,
que hay pilchas domingueras, que hay porte y hay silueta,
a los garabos reos, deseosos de tanguear.
La orquesta mistongera musita un tango fulo.
Los reos se desgranan buscando, entre el montón,
la princesita rosa de ensortijado rulo
que espera a su Romeo como una bendición.
El dueño de la casa
atiende a las visitas
los pibes del convento
gritan en derredor
jugando a la rayuela.
al salto, a las bolitas,
mientras un gringo curda
maldice al Redentor.
El fuelle melodioso termina un tango papa.
Una pebeta hermosa saca del corazón,
un ramo de violetas, que pone en la solapa
del garabito guapo, dueño de su ilusión.
Termina la milonga. Las minas retrecheras
salen con sus bacanes, henchidas de emoción,
llevando de esperanzas un cielo en sus ojeras
y un mundo de cariño dentro del corazón.
(extraído del libro: "De Garay a Gardel...La sociedad, el hombre común y el tango: 1580- 1916 " Ediciones Biblioteca Nacional- Bs.As. - 1998).
Fuente: Carlos Araujo; Foro Argentino de la Cultura Urbana
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9/14/2024
Juan Esteban Duarte. Garupacero y guitarrero. Su buen momento.
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Juancito Conversador. Afable y generoso. Si un día vez una foto de un astronauta de la NASA con guitarra probablemente sea él. |
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Juan Esteban Duarte es verborrágico, habla con las manos y rie con los ojos. Su carcajada resuena en chispeante alegoría a alguna situación o personaje pintarrajeado en doble sentido. Lo conocen, lo saludan porque de gurí (niño) anduvo en Garupá raspando suela para ganarse la vida.
"Garupacero" por adopción - como dicen los criollos del lugar - pero nacido en Montecarlo, recaló en la periferia pueblerina en las mocedades. Este cronista lo conoció como entusiasta sindicalista de un incipiente gremio de los enfermeros, luego candidato a concejal, tropero de la política pero guitarrero empedernido por sobre todas las cosas.
Supimos por el relato de ancianas generosas, de sus tiempos de guisos arrimados. De aquello parece surgir esa manera de ser "comprador de viudas casaderas y recitador de serenatas". Hoy nos pone el corazón con serena alegría que le vaya bien. Encontró el reconocimiento de su talento natural, en el ensamble musical del Santa María Trío. En el video hay más.
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6/24/2024
Garupá. Batallas culturales en la Costanera. Free Style versus el Toro Candil.
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Gero y Leito de Iguazú los ganadores del primer premio; Ruru y Alan Poe los segundos. |
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23 de junio de 2024. En la Costanera había dos mundos. Dos épocas. Hacía la playa de estacionamiento un escenario y personas mayores sentadas para ver la actuación de músicos y bailarines de folclore.
Las tradiciones. La vestimentas de los campesinos argentinos que surgen en las fiestas patrias o los festivales. A las 00.00 llegaba "el Día de San Juan" en una noche de frío viento sur.
Al otro lado un grupo de jóvenes asistían a la misa del free style, ese rap urbano que libra batallas verbales a un compás marcado. Otro planeta. Una corriente más universalizada y creciente en el patio trasero del Bronx estadounidense, donde nació.
Todos los años se retroalimenta la costumbre de promesantes que sacrifican por fe, con el cruce de brasas. Reminiscencias de la conquista española. |
La quema de muñecos. Una rememoración de la Inquisición, cuando se quemaba en la hoguera a los pecadores. Torquemada bonus track para mantener el temor de la "Santa Iglesia Católica" en el vulgo. |
Nada que ver con el juego del palo enjabonado, el toro candil, la pelota tatá y el cruce de las brasas "a pata pelada". Cosas viejas, de viejos.
Uno modo de entretenimiento quiere impornerse y el otro resistirse a morir.
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* Las imágenes fueron extraídas del video directo de Ricardo Benitez / El Difusor Digital
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6/21/2024
El aguinaldo
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Últimamente veo gente hablando de cosas que No conozco. Por ejemplo esto. "Se esfuma el aguinaldo".
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6/16/2024
Remigio
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Don Remigio. Mi padre. Una imagen tomada en el incipiente aprendizaje de fotografía. Año 1974 |
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Mi padre fue sastre en su vida. Toda su vida. Desde que aprendió el oficio bien de abajo, barriendo el taller de un italiano de apellido Ruffa. Siempre lo recordaba con respeto y cariño. De algún modo lo salvó de un futuro incierto. Su territorio de pubertad y adolescencia fue en la ciudad de La Banda, en Santiago del Estero.
Mi padre fue hijo biológico de un juez de noble apellido: Ponce y Gómez. Mi abuela quedó embarazada de un arrebato del letrado cuando trabajaba de empleada doméstica en su casa. Allá lejos y hace tiempo las cosas eran iguales en las porquerías pero se ocultaban más fácilmente.
Mi padre tuvo una madre que fue padre al mismo tiempo porque avergonzada y vulnerada prefirió huir de las garras del notable sinvergüenza o cobarde para tenerlo sola y criarlo con sudor y lágrimas. Nació con el apellido Maidana pero después de un tiempo, María se casó con un carbonero que le dió su filiación paternal. Desde entonces, Remigio, a los 10 años comenzó a llamarse Cruz.
Padre o madre es el que cría, protege y obviamente ama.
Recuerdo a mi padre en su relato de la vida pasada cuando el vino aflojaba su carácter adusto, especialmente los domingos, en los que la ceremonia de un trabajador era un puchero bien servido. Cerca del mediodía mi mandado era ir al almacén con la botella de Talacasto y el sifón de soda a buscar la bebida fresca porque No teníamos heladera. Se compraba hielo en barra sólo para las fiestas.
Miraba a mi padre de diversos ángulos y con ánimos masomenos permanentes,salvo su cara de preocupación cuando faltaba el trabajo grande, como hacer un traje, un sobretodo, un pantalón. Los remiendos eran para ir zafando.
De niño uno mira a su padre desde abajo, como preguntando. En mi caso fue jugando con botones interminables partidos de Rácing contra cualquiera, porque era aquél célebre "equipo de José" y el Chango Cárdenas era el ídolo del momento en la provincia y el país después del golazo al Celtic de Inglaterra. En la radio siempre prendida llegaban las transmisiones desde Buenos Aires. Y los tangos o las chacareras.
Mi padre me quiso enseñar el oficio pero No prendió en mí esa vocación tal vez porque lo vi renegar con clientes panzones y culones que querían el traje pintado como Carlos Gardel pero no les daba el cuero. Igual mi padre hacía magia con las tijeras y los tipos salían vestidos como galanes de cine. Remigio era bueno en lo suyo. Realmente un artesano de primer nivel.
Cuando estaba contento silbaba o cantaba la misma zamba de Los Chalchaleros. Resuenan en mi memoria las pocas estrofas que tarareaba: "..sapo cancionero...canta mi canción...que la vida es triste si no la vivimos con una ilusión"; la que silbaba mas seguido era "Cocherito"...."oiga cocherito...pa´ donde me va llevar..."
Mi padre tenía clientes de la política, médicos, etc. que venían al taller No sólo a confeccionarse la ropa sino a conversar con él de los asuntos del país, del gobierno. Con segundo grado aprendió a leer con la voluntad con la que aprendió su oficio. Puntada a puntada, letra por letra. De no haber tenido que trabajar desde chico para ayudar a su madre con unas monedas, a lo mejor hubiera sido un profesional importante. Tanto como esos señores que venían a charlar y se quedaban un rato de tertulia mientras planchaba la prenda que iban a retirar.
Uno de sus clientes fue el gobernador radical, el "Turco" Miguel. Otro fue Santucho, el guerrillero del ERP que vivía a tres cuadras.
Mi padre me enseñaba con astucia. Me hacía leer el diario El Liberal en voz alta mientras surfilaba una percalina. A los ocho años ya leía de corrido. Me hizo periodista y locutor casi naturalmente. Así en el barrio los vecinos se asombraban al escucharme hablar de noticias y aconteceres cuando simplemente repetía como loro lo que mi prístina memoria guardaba de lo que leía en la silla petisa. Junto a él.
Mao, Kennedy, Churchill, Perón, Evita y Alfredo Palacios eran nombres conocidos en mi casa. Los chicos de mi edad me miraban como bicho raro cuando soltaba esos apellidos ilustres de casualidad. Era mi padre que estaba en mi, tallado como la historia misma de esos tiempos.
Crecí admirándolo en las reuniones del sindicato, del Club Villa Mercedes. Con sus anécdotas del servicio militar en Rosario de la Frontera, Salta donde fue campeón de tiro. Con leyendas de desolaciones campesinas. Con el brasero encendido en los inviernos entibiando palabras que enseñan.
De vez en cuando vienen a mi, el retumbo de sus frases, sus permanentes deseos de justicia, su bronca con los militares del 76 porque nunca pensó que "el ejercito argentino ande revolviendo las bombachas en las casas" en esos años de tragedia nacional auto infringida.
Mi padre soñó con un mundo mejor para sus hijos y sus nietos como todos los padres. De eso estoy seguro. Por suerte lo aproveché casi sin darme cuenta en la infancia y en la pubertad porque uno era chico hasta los 15 o 16. No había la locura del siglo 21 aunque desde 1969 cuando el hombre llegó a la Luna él me decía que se venía otro mundo.
Y así fue. Mi generación es como el último eslabón del trompo, las bolitas y las figuritas y la aceleración de la historia para peor, que la tecnología en su fase maldita descorazona al hombre del prójimo.
Aprieto la mirada en el ayer, el pecho se me cierra como un puño. Puedo sentirlo, extrañarlo retornando al niño pero también al hombre que lo vió envejecido en su lecho de muerte.
Me gustaría sí, tenerlo vivo, para que me vuelva contar esos cuentos y ocurrencias, con su vaso de vino girando en sus dedos, con las migas de pan de la sobremesa.
Tarde, demasiado tarde se comprende que el oro de la vida está en lo profundo, en lo sutil, en lo invisible e inmaterial. En el alma.
Sé que mi padre está en mi en algunos gestos. Cuando suelto una carcajada media corta y me saltan las lágrimas. En los silencios largos que a veces me asaltan. En el beso sin afeitar.
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4/29/2024
Garupá. La misa del rap en la Costanera. Jóvenes que batallan por su identidad y temáticas.
Una misa de rap es una movida que pasa por un mundo tangencial a la "cultura convencional". Surge por la unión de soledades juveniles que quieren contar lo que les pasa y los motiva.
9/23/2023
Garupá. Alumnos del ITEC 3 emprendieron ambicioso proyecto audiovisual
Un cuento premiado a nivel nacional del autor garupaense Juan Esteban Martínez será el eje de un trabajo integrador de formatos que realizarán alumnos de la carrera de diseño gráfico del ITEC 3 del barrio Fátima.
La idea es llegar por las múltiples plataformas y redes, en varios idiomas a todo el mundo.
El proyecto esta en fase preparatoria. Tiene el criterio de hacer sobresalir a la cultura regional y por sobre todas las cosas, establecer un producto cultural desarrollado por jóvenes de la localidad.
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7/01/2022
Los santiagueños y el amor por el chamamé maseta.
En Santiago del Estero - pago donde nací - siempre se bailó el chamamé; diría desde el fondo mismo de la historia de esa hermosa música litoraleña.
Los cosecheros del algodón y de las naranjas que provenían de Santiago, a veces con sus familias completas, fueron los transmisores naturales de sus sones y sus formas bailables.
Los santiagueños, más amantes de la rítmica entusiasta de la chacarera y el gato, especulo habrán encontrado el modo más alegre al crear un sincretismo.
Hoy se lo conoce como "chamamé maseta", con la típica estampa del danzarín zapateador, en un deleite enamoradizo para mostrar a la moza sus habilidades.
Véase aqui un ejemplo de esa belleza hecha danza:
El Vecinal TV Comunitaria
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