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9/23/2023

Garupá. Alumnos del ITEC 3 emprendieron ambicioso proyecto audiovisual


Un cuento premiado a nivel nacional del autor garupaense Juan Esteban Martínez será el eje de un trabajo integrador de formatos que realizarán alumnos de la carrera de diseño gráfico del ITEC 3 del barrio Fátima. 




La idea es llegar por las múltiples plataformas y redes, en varios idiomas a todo el mundo. 

El proyecto esta en fase preparatoria. Tiene el criterio de hacer sobresalir a la cultura regional y por sobre todas las cosas, establecer un producto cultural desarrollado por jóvenes de la localidad.  

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7/01/2022

Los santiagueños y el amor por el chamamé maseta.


En Santiago del Estero - pago donde nací - siempre se bailó el chamamé; diría desde el fondo mismo de la historia de esa hermosa música litoraleña. 

Los cosecheros del algodón y de las naranjas que provenían de Santiago, a veces con sus familias completas,  fueron los transmisores naturales de sus sones y sus formas bailables. 

Los santiagueños, más amantes de la rítmica entusiasta de la chacarera y el gato, especulo habrán encontrado el modo más alegre al crear un sincretismo. 

Hoy se lo conoce como "chamamé maseta", con la típica estampa del danzarín zapateador, en un deleite enamoradizo para mostrar a la moza sus habilidades. 

Véase aqui un ejemplo de esa belleza hecha danza:






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12/08/2021

Realismo mágico camino a Oberá

Igual, mucho para hablar no daba, si tenemos en cuenta lo maravilloso del paisaje. Oberá, la ciudad mágica, con las mujeres más bellas que dios haya decidido -si es que existe- anclar en este puto planeta, con esos eternos vaivenes, hospitalidad como en ningún lado, los miles de verdes, la calor.

Y seguimos en la ruta. Casi dos horas de viaje por lenguas de asfalto entre tanto monte, tanta cuerva que te da la impresión de que te estrolarás de inmediato con la eterna cantidad de camiones que transitan el corazón del Mercosur. Las chacras, los chanchos, las gallinas, las plantaciones de té y yerba mate -nunca sé cuál es cuál-, las araucarias, el cosquilleo en la panza de las subidas y bajadas, las gotas de agua que se piantan al matear y te queman hasta el hueso de la mano, el cegador sol de frente, los brillos molticromáticos, el canto de las aves, las mariposas de National Geographic que se estampan en el parabrizas, las escuelas rurales a la veda de la ruta, los municipios risueños que no suman más de cuatro casas, los nenes jugando descalzos en el barro color sangre, los rasgos guaraníticos acompañados de piel de barro, las melenas casi albinas con las pieles rosadas, el aire acondicionado al repalazo.

Terminamos. Volvemos. "¿Querés volver por Oberá o hacemos la otra ruta?", preguntó el conductor. Le dije que me daba lo mismo. "Si no conocés Misiones del todo, volvemos por la otra". Sonrió, cándidamente. Casi no entablamos diálogo en los ciento y monedas de kilómetros que nos separaban de casa. Llegamos. Me miró y sin atenuantes, me dijo: "¿Viste? Simplemente es lo más parecido al paraíso". Yo sabía que él, Sixto Fariña, era hombre de pocas pero de justísimas palabras. No se había equivocado en nada. De pedo que no nos topamos ni con Adán ni con Eva.






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11/27/2021

El ente

Amanecí con el siempre virginal canto de los pájaros de las seis de la mañana de la primavera - verano de 2021. Concierto mágico de la naturaleza que parece indemne a las porquerías de este mundo. Desde todos los árboles bajan trinos como una lluvia de esperanza sonora que envuelve el frescor y arrebata un suspiro desde el fondo del alma.
Probablemente un labriego - pensaba - en este mismo momento hunde su arado en el suelo e imagina que vendrá una cosecha en compensación por el mismo sueño de no quedarse a esperar cosas que caigan del cielo. 
Mientras eso ocurre, en otro lugar de este mundo, los tecnócratas piensan el modo de reconfigurar la especie humana en otros entes manejables a su antojo. 
Que sabrá ese paisano simple y trabajador del metaverso de las nuevas tecnologías de la comunicación; hay una tercera guerra mundial activa como los volcanes. Hay ensayos de muerte con pandemias que no acabaran nunca para los comunes mortales que deambulan creyendo en los atavíos y las modas pasajeras como sus pobres existencias. 
Aunque parezca una letanía de amarguras, entre el amor de los pájaros que desgranan sus silbos como si fuera el ultimo día de sol, y las multiplicadas formas de egoísmo de los que No tienen amor por nada, están los que a pesar de todo, permanecen ingenuos y solamente piensan en el pan que llevaran a la boca de sus hijos. 
Mientras tanto insisten las penumbras de los poderosos, porque los poderosos son oscuros aunque vistan de traje blanco; ríen como las hienas con sus dientes blancos. 
Estados Unidos acelera sus mecanismos de control del ciber espacio para la guerra con China y Rusia,  mientras un espía apaga un cigarrillo mirando por la ventana de un lujoso hotel en Hong Kong. 
Esas dimensiones de películas de Hollywood ocurren a contrareloj del hombre que piensa en la mandioca, en la miel, en la cebolla de verdeo, oteando las nubes para calcular la lluvia con las viejas sabidurías. 
Estamos atravesando la emergencia de una nueva guerra “imaginacional”. Un conflicto cuyo campo de batalla es la cultura y donde el arma son las nuevas tecnologías de comunicación e información. Donde se lucha a rayo partido para conseguir la hegemonía simbólica, para instaurar una mirada algorítmica de concebir y entender el mundo.
Sonara un chamamé por aquí y una polca rural por allá, pero esta vida de los poderosos no tiene nada que ver con la mirada esperanzada del labriego, ni de los enamorados para casarse y tener hijos a los cuales - pensarán cándidamente - que le podrán un futuro que ellos lo están perdiendo a cada momento. 
Pasa esto mientras escribo para contarles que mi mañana tiene  una contradicción insoportable entre el don de Dios, el hecho de estar vivo, pero al mismo conocer que viene una oleada de desamor, de falta de solidaridad, de individualismo asqueroso. 
Leo al pasar que hay experimentos, matrices de sueños colectivos - como el deseo del fin de la pandemia - que van reacomodando la psiquis de poblaciones enteras. Las grandes corporaciones y sus centros de pensamiento ya saben perfectamente lo que van a ser tus creencias en los próximos tiempos.
Y no te tocarán la Biblia, ni el Corán ni ningún libro sagrado. Ellos no disputan la fe de tu corazón sino tu mente. 
Nuestra vida - acurrucada de besos y caricias de madre - o la vida de los infelices, llena de carencias, e intemperie dan lo mismo. 
Ni el que cree que viajando a otro país llegará a conquistar el porvenir puede escapar de esta realidad que No tiene lugar en el universo concreto y material, ni en el desayuno o la tajada de sandía que prepara para un mordisco. 
El mundo que viene es inasible, la lucha será en el pensamiento, en la imágen y la idea que -así como el agricultor siembra en el suelo - habrán de germinar en el cerebro de los individuos. 
Muchas personas con la pandemia, poco a poco, van dejando de ser personas y se transforman en individuos.  Odian con facilidad, no sienten nada por el otro, pasan a lado tuyo sin conmoción por tu llanto o compasión por tu suerte. 
Es una realidad apremiante, absolutamente extraordinaria que se desata en el interior de lo que queda de un ser humano. La programación y la dependencia digital irá aniquilando los sentimientos originales.
Sentirás frío o calor según les plazca. Serás adicto libando tu propia sustancia química. 
La experiencia humana en el futuro está en el cerebro. Pensarás lo que ellos - los poderosos - quieren que pienses. Y no podrás escapar a ninguna parte porque habrá otra persona viviendo dentro tuyo. 

Alcides Cruz





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11/22/2021

Dostoievski argento



Esta semana se cumplieron 200 años del nacimiento de Fedor Dostoievski (1821-1881), quien en 1866 y a la edad de 45 años, escribió "Crimen y castigo", una de las novelas moralmente más incisivas de los últimos dos siglos, y sin duda una de las dos más trascendentes de toda la literatura rusa del Siglo 19 junto con "Guerra y Paz", de León Tolstoi.

En esta obra fundacional de un estilo literario, Dostoievski compuso uno de los más serios y profundos estudios sobre el conflicto moral en contextos políticos, sociales y espirituales degradados. Y ahí, en sólo dos renglones, expuso una de sus ideas más profundas y conmovedoras, absolutamente aplicable hoy en la Argentina: "En la pobreza, uno conserva la nobleza de sus sentimientos innatos; en la indigencia, nadie puede conservar nada noble."

Esta columna considera que, dos siglos después, esa postulación tiene plena vigencia en la Argentina atormentada de estos años, por lo menos desde la degradación macrista que estuvo inspirada claramente en la debacle moral, jurídica y política que fue la década infame menemista (1989-1999). Y que nuestro actual gobierno, contra todo lo prometido y esperado, no sólo no reparó sino que agravó involuntariamente hasta límites inconcebibles: más de la mitad de los 45 millones de argentinos hoy tienen hambre.

Y a ése que es ya nuestro mayor contrasentido histórico, no lo puede reparar ni compensar toda la mejor buena voluntad del gobierno del Frente de Todos, como tampoco lo justifican la pandemia cruel ni la deuda infame que nos dejaron el Ladrón Calabrés y su pandilla, ésa que justo esta noche estuvo a punto de ser revalidada en forma de suicidio democrático.

Quedará para politólogos, cientistas sociales, economistas y analistas de todo pelaje la posible explicación de cómo llegó hasta el borde de ese precipicio este país otrora maravilloso y pleno de gente trabajadora, creativa, tenaz y orgullosa. Un precipicio, digamos, que pudo y seguirá pudiendo ser un casi suicidio democrático como el de esta noche de domingo electoral.

Producto de la degradación moral dostoievskiana en que se desbarrancaron algunas dirigencias políticas y gran parte del pueblo argentino contemporáneo, desesperado y furioso, confundido y gorilizado a fuerza de periodismo asqueroso, la verdad es que en sus primeros dos años el gobierno del Frente de Todos no gobernó como había prometido. No afectó ninguno de los resortes económicos del poder real, ladrón y evasor, cipayo y fugador de divisas. Ninguno. Y es ese poder real el que, organizado para volver, esta noche de domingo estuvo a punto de dar el zarpazo.

Desde ya que no sería nada sencillo recuperarnos como nación de un desastre democrático como el que ayer domingo estuvimos tan cerca de vivir. La República Argentina, este país que amamos (los que lo amamos, se entiende) anoche pareció que sociológicamente había decidido dispararse balazos en los pies. Fue por muy poco, pero muy poquito, que ese suicidio político no se produjo. Pero quedará por verse en el futuro, y es imperativo saber que no será fácil. Porque el Parlamento que viene será chivo. Y no será con el hasta ahora peronismo blandengue que se cambiarán los rumbos. No alcanzan las buenas intenciones y los modos elegantes cuando usted debe enfrentar a piratas, ladrones, evasores y cipayos, todos juntos y prometiéndole un indefinible "cambio" a un pueblo exhausto y justificadamente enojado.

Desde ya que el contexto argentino de hoy no es el de la Rusia de Dostoievski. Y no lo es porque hoy el cuadro social es igual de horroroso pero la degradación moral es sin dudas muchísimo más compleja. Tanto que anoche fue solamente gracias a la reacción en las urnas de gran parte del pobrerío que nuestra patria se salvó del cadalso y el patíbulo.

Pero sigue vigente que la diferencia entre pobreza digna e indigencia feroz arruina conciencias. "En la pobreza, uno conserva la nobleza de sus sentimientos innatos; en la indigencia, nadie puede conservar nada noble."

Y no se crea, facilongamente, que esta columna exagera. Porque anoche estuvo a la vista cómo hubiesen sido la catástrofe democrática y nuestro naufragio como nación libre, justa, soberana, independiente y cuidadora de la salud, la educación y la previsión social de su pueblo. Una generalizada derrota electoral habría significado, anoche, sepultar lo más valioso de nuestro país en los últimos 40 años: la democracia, la paz, la memoria y la verdad con justicia. Y habría implicado revertir la democracia que tanto nos costó y aceptar que el odio, el resentimiento, la venganza y la mentira puedan nuevamente gobernar esta tierra.

No es hora, y no precisamente en este país, de elegancias falsas. Hay que decirlo todo y con el dolor de una noche que pudo ser peor y no fue, pero que igual fue matemáticamente espantosa. Queda una esperanza chiquita y habrá que saber regarla. Porque esta noche se podía haber abierto una nueva etapa de violencia, y llevarnos a perder el más importante bien que logramos las y los argentinos en los últimos 38 años: la Paz en todos los sentidos.







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10/21/2021

Los libertarios

Para las variantes neoliberales o libertarias es necesario suprimir a ese “otro” que imposibilita que el país mejore y que sus ciudadanos crezcan. Ellos afirman que: culpa de ese “otro”, mi vida empeora. O más aún: mi vida sólo puede mejorar si ese “otro” es eliminado o marginado; su exclusión es una condición para que yo me pueda desarrollar, etc. Es decir: la disputa con ese “otro” se traslada desde lo político a lo personal. Es mi enemigo porque su presencia, sus comportamientos, sus modos de vida, actúan directamente contra mí y me perjudican. No son sólo sus ideas: es él –o ella- mismo lo que hay que erradicar. Por lo cual, lo que intervienen son dimensiones profundamente emocionales. Proponen un deslizamiento parcial desde el pacto social al estado de naturaleza.

Quien se siente representado por el discurso excluyente percibe que no se puede convivir con el “otro” en un mismo territorio. Por eso ese “otro”, al que es necesario excluir, se transforma en blanco de insultos y agresiones. Si ese otro son los inmigrantes se tratará de que no ingresen al país; si, en cambio, son un sector de la población ya residente, se intentará derrotarlos, excluirlos o marginarlos; y si, por el contrario, ese sector residente gana las elecciones, entonces, será el sector que tiene la conducta expulsora el que declarará que se va del país. Esto último es lo que sucede periódicamente con la revalorización del Uruguay como patria sustituta. En todos los casos, mi vida depende –siente el sujeto amenazado- de que el otro desparezca.

La violencia verbal, las agresiones, los insultos se sitúan en los umbrales de la violencia física: los cuerpos que antes fueron desaparecidos ahora también lo serían, pero, ante la imposibilidad de hacerlo, se procede sobre ellos con una violencia apenas sublimada que busca estigmatizar, excluir y marginar. La lucha es personal: hay un “otro” que me perjudica directamente a mí; y es a ese, al que me perjudica, a quien hay que excluir o eliminar.

Uno de los procedimientos más perversos de exclusión tuvo lugar durante la dictadura: la desaparición de personas como un mecanismo de sustracción de la visibilidad de las víctimas. En los regímenes donde predomina el lawfare, sucede lo contrario: en lugar de desaparición hay plena visibilización de los perseguidos.

Porque el lawfare, en oposición a la dictadura, no tiene al sistema represivo en su centro de gravedad sino al aparato de medios hegemónicos: de allí que en lugar de desaparición haya visibilización intensa, para estigmatizar y luego destituir, marginar, excluir o encarcelar. Los libertarios, asociados al sistema de medios hegemónicos, continúan con parte de esa práctica: en lugar de desaparecer, visibilizan para insultar, estigmatizar y marginar.

El populismo es presentado como un régimen que le saca a los que trabajan para darles a los que no trabajan. Percibirían allí un estado de injusticia estructural: alza de los impuestos para sostener a una parte del país que no produce. Hay entre la ciudadanía y la dirigencia una relación contractual fallida: los ciudadanos creen que les pagan a políticos que no devuelven con su trabajo esos ingresos que reciben. La democracia, pensada de este modo, sólo puede producir odio: porque extrae recursos de los que trabajan y se los da a los parásitos. Así, el populismo es un régimen donde está rota la relación entre beneficio y esfuerzo. Hay una reacción a la improductividad de la democracia. La utopía que mueve a los libertarios es la de extraer de la democracia a la política de tal modo que en la democracia solo queden los intereses corporativos.










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3/03/2021

Los 14 libros que Ernest Hemingway recomendó a un joven lector



Para aprender a escribir o desarrollar el arte de escribir lo mejor que se pueda, lo mejor que se puede hacer, además de escribir, es leer. ¿Te imaginás que uno de tus escritores favoritos te recibe en su casa y elabora para un listado de libros que pueden salvarte la vida? Esta es la historia real entre un joven aspirante a escritor y Hemingway.

La relación simbiótica entre los dos actos parece incuestionable. Y en ese sentido, uno de los gestos más generosos que un escritor puede ofrecer a quien quiere aprender el arte de las letras es hacer recomendaciones literarias, aquellas obras que el escritor considera que podrían ser de especial utilidad para el aprendiz de escritor.

Cuando finalmente llegó a su destino, Samuelson encontró rápidamente la dirección del famoso escritor. Llamó a la puerta y vio una gran figura que emergía del interior. “¿Qué quieres?” Preguntó Hemingway y, sin dudarlo, el joven respondió: “Leí tu cuento ‘One Trip Across’ en Cosmopolitan y me gustó tanto que decidí venir aquí y hablar contigo”. El autor de Por quién doblan las campanas le pidió que regresara al día siguiente.

Durante su segundo encuentro, Hemingway invitó a Samuelson a pasar y, después de darle algunos consejos, como “nunca escribas demasiado a la vez”, dijo Hemingway, golpeando mi brazo con su dedo. “Nunca se seque usted mismo. Deja un poco para el día siguiente ”, escribió unas recomendaciones literarias que, suponemos, consideró especialmente útiles para el aspirante a escritor.

Los siguientes son los 14 libros de la lista:
The Blue Hotel, de Stephen Crane
El barco abierto, de Stephen Crane
Madame Bovary, de Gustave Flaubert
Dubliners, por James Joyce
El rojo y el negro, de Stendhal
Of Human Bondage, de Somerset Maugham
Anna Karenina, de Leo Tolstoy
Guerra y paz, de León Tolstoi
Buddenbrooks, por Thomas Mann
Salve y adiós, de George Moore
Los hermanos Karamazov, de Fyodor Dostoyevsky
El libro de Oxford del verso en inglés
La habitación enorme, de EE Cummings
Cumbres Borrascosas, por Emily Bronte
Far Away and Long Ago, de WH Hudson
El americano, de Henry James





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3/01/2021

Descubren en Egipto la fábrica de cerveza más antigua del mundo. Funcionó hace más de 5 mil años



Descubren restos de la que se cree sería la fábrica de cerveza de alta producción más antigua del mundo en Abydos, Egipto. Se estima que el establecimiento es de la era del rey Narmer, quien gobernó hace más de 5 mil años, según indicó el doctor Mostafa Waziry, Secretario General del Consejo Supremo de Antigüedades.
La fábrica tiene de ocho secciones grandes con un área de 20 metros de largo por 2,5 metros de ancho por 0,4 de profundidad, que se utilizaron como unidades para la producción de cerveza, ya que cada sector contenía alrededor de 40 estanques de barro dispuestos en dos filas para calentar la mezcla de granos y agua.

Matthew Adams, de la Universidad de Nueva York y jefe de la misión, indicó en un comunicado que los estudios han demostrado que la fábrica tenía capacidad de producir alrededor de 22.400 litros de cerveza.

El investigador señaló que, a la vez, la fábrica pudo haber sido construida en este lugar específicamente para suplir los rituales reales que se llevaban a cabo dentro del instalaciones funerarias de los reyes de Egipto. Durante las excavaciones en estas instalaciones se encontró evidencia del uso de cerveza en los ritos de sacrificio.

A principios del siglo XX arqueólogos británicos descubrieron algunos elementos que indicaban que había una cervecería antigua en esa zona, pero no pudieron localizar su ubicación exacta. Recién ahora un equipo compuesto por especialistas egipcios y estadounidenses lograron dar con los restos de las instalaciones.

Se estima que la fábrica de cerveza “se remonta probablemente a la era del rey Narmer”, el primer rey que unificó el Alto y el Bajo Egipto y es considerado por algunos como el fundador de la primera dinastía de faraones.

(Página/12)










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2/28/2021

A 40 años de la llegada de Queen a la Argentina



La combinación de elementos experimentados por primera vez, en un contexto marcado por la censura que ejercía la dictadura genocida y el escaso lugar que la cultura oficial reservaba para el rock, hicieron que el paso de la banda quedara grabado en la memoria popular colectiva.
Cinco shows en estadios de fútbol colmados, una imponente puesta en escena, un set demoledor, una inusual cobertura mediática y un interés que trascendió al público eminentemente rockero, fueron algunos de los condimentos que convirtieron la visita de Queen a la Argentina, hace 40 años, en un acontecimiento que marcó un antes y un después en lo referente a shows internacionales en el país.

La combinación de toda una serie de elementos experimentados por primera vez por estas tierras, en un contexto marcado por la censura que ejercía la dictadura genocida que gobernaba al país y el escaso lugar que la cultura oficial reservaba para el rock hasta entonces, hicieron que el paso del combo conformado por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon quedara grabado en la memoria popular colectiva.

Precisamente, cuestiones a las que años más tarde se acostumbraría el público local, como las visitas de figuras internacionales, los conciertos masivos con puestas de luces y sonidos estridentes y la presencia de música rock en los medios tuvieron un primer atisbo en aquellas excitantes jornadas comprendidas entre el 28 de febrero y el 8 de marzo de 1981.

“Fue el primer concierto espectacular que tuvo lugar en la Argentina porque hasta entonces, grupos en su apogeo o gozando de buena fama, solo había venido Santana en el `73, Joe Cocker en el `77 y The Police, aunque todavía no era el grupo que arrasaría poco tiempo después. Queen estaba en el pináculo de su gloria”, contextualizó ante Télam el periodista especializado Alfredo Rosso.

Y acotó: “Otra cosa que no era común era que un grupo hiciera cinco conciertos en Argentina y en canchas de futbol, en un estadio colmado. Yo estaba en una tribuna lateral, miraba a mi alrededor y me sorprendía. Sabía que Queen era popular en la Argentina pero me sorprendió que lo fuera a ese nivel”.

La transmisión de los conciertos por Radio Rivadavia y Canal 9; el seguimiento de la prensa de las andanzas del grupo por nuestro país -con visitas al Italpark y cenas en Los Años Locos, entre otras actividades-, una bizarra charla telefónica de Mercury con China Zorrilla o la famosa foto con un joven Diego Maradona -quien además subió al escenario para presentar una canción- son pruebas de un fenómeno que trascendía al público estrictamente rockero.

Acaso las crónicas que también daban cuenta de grupos de fans siguiendo a los integrantes de la banda para obtener una foto, un autógrafo, un saludo, o al menos verlos de cerca advirtieron a los neófitos en estas cuestiones que se estaba en presencia de un hecho histórico.

Nora Rosano era una de las tantas jóvenes que cada noche realizaba un ritual común: al término de los shows en Vélez, junto a un grupo de amigas se dirigía al restaurant Los Años Locos en la Costanera para luego instalarse en las puertas del Hotel Sheraton con la esperanza de toparse con alguno de los miembros de Queen.

La constancia tuvo sus frutos y, al día de hoy, la admiradora puede exhibir con orgullo autógrafo de los cuatro integrantes y fotos de ellos en la puerta del hotel, además del recuerdo de haber presenciado shows impactantes para la época.

“Brian May era el más amable. Siempre se paraba a saludar, firmar autógrafos y hablar un poco en español con la gente. Roger Taylor solía llegar siempre bastante borracho y a Freddie se lo veía bastante tímido y rodeado de guardaespaldas, pero cuando se lo pedimos, hizo una seña como para que nos acercáramos”, evocó a pedido de Télam.

Del mismo modo los definió el legendario Billy Bond, responsable de la llegada de Queen a Sudamérica a partir de su gestión para llevar al grupo a Brasil, quien detalló ante esta agencia que “Brian y Roger eran los capos del grupo que estaban en todo y John era el administrador”.

Pero más allá de los aspectos personales, “El Bondo” remarcó el grado de profesionalismo del grupo y el monumental despliegue de equipos.

“Vinieron 50 camiones con equipos que en Sudamérica no habíamos visto nunca ni de cerca. El escenario tenía 70 metros, había 400 cajas de sonido de una tonelada cada una, luces, dos grabadores de 15 pulgadas en donde estaba la parte de ópera de ‘Rapsodia Bohemia’ y 50 técnicos muy capos que armaron todo en pocas horas”, graficó.

Y acotó: “Nosotros llamamos ‘La Biblia’ al libro en donde cada grupo pone las exigencias al ser contratados. ‘La Biblia’ de Queen tenía 400 páginas pero eran súper profesionales. No pedían boludeces. ¿Viste que a veces se dice que las estrellas piden drogas o cosas excéntricas? Acá nada que ver. Todo tenía que ver con los litros de agua y la comida que tenía que haber para todos los técnicos y cosas así. Había mucho cuidado para la gente que trabajaba en su equipo”.

La parafernalia de los shows a partir del gran equipamiento de la banda causó una conmoción tanto en los fans como en el periodismo especializado, que supuestamente estaba más familiarizado con estas puestas en escena.

“Yo no era un fan de Queen. Me gustaba pero no era mi grupo favorito. Sin embargo, me aplastaron musicalmente”, puntualizó Rosso, quien advirtió que la banda también se vio sorprendida por la actitud del público, especialmente cuando todo el estadio coreó al unísono la canción “Love Of My Life”.

“Nunca se había visto aquí tanto fervor para cantar, incluso una canción como esa que no había sido un hit en Gran Bretaña. Cuando la gente la coreó, Freddy se quedó callado para que la gente siguiera cantando. Se notó que estaba sorprendido. Al terminar el tema, él que no regalaba nota, como decían los viejos profesores, dijo ‘Beautiful’ (Hermoso). Estaba conmocionado”, puntualizó.

Lo cierto es que esas jornadas quedaron en un principio como un hecho único e inédito, aunque aislado, debido a que pasaron varios años más hasta que el público local se acostumbró a visitas de ese tipo.

Las increíbles puestas en escena y los shows internacionales se volvieron habituales en los `90 en el ámbito local, pero ese sabor especial de “la primera vez” y el furor por una banda de rock que trascienda los límites generacionales solo volvería a repetirse con The Rolling Stones.










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2/23/2021

Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir: la legendaria historia de amor de dos grandes intelectuales del siglo XX

Simone de Beauvoir  y Jean-Paul Sartre se conocieron en 1929, mientras estudiaban Filosofía en la École Normale Supérieure. Ella tenía 21 años y él 24, y a partir de entonces formaron una pareja diferente, fuera de los estereotipos que la sociedad establecía para un hombre y una mujer. Compartieron, además, gustos en común y su pasión por la escritura.

Sus nombres eran Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir y se convertirían en dos de los pensadores más influyentes de su época.

"Hoy en día tendemos a olvidar cuán glamorosos y famosos eran, como estrellas de cine", dice la escritora Claudine Monteil, una de las fundadoras del movimiento de derechos de las mujeres en Francia y amiga personal de la pareja.

En los años 70, "en Francia, un escritor era como una estrella de cine", explica Monteil. "Tenían una reputación extraordinaria eiban por el mundo siendo recibidos como cabezas de Estado".

Su historia de amor y de mutua colaboración intelectual, que se extendería por medio siglo, fue una de las más famosas y menos convencionales del siglo XX.

No solo nunca se casaron, algo ya escandaloso para la época, sino que -todavía más chocante- tuvieron una relación abierta en la que ambos tenían amantes.

Monteil, los conoció en la década de los 70, cuando ella tenía 20 años, y ha escrito numerosos libros sobre la pareja.

" Fue extraordinario porque había soñado con conocer a Sartre y tener una reunión muy intelectual y seria con él. Tu sabes, cosas que piensas cuando eres una estudiante de 20 años y vas a conocer a un gran filósofo como él.
Sartre me preguntó qué libros traía. Y yo estaba tan avergonzada de traer esas lecturas no intelectuales... Me ruboricé y estaba casi que llorando, pero le tenía que mostrar.
Entonces, de repente, Sartre hace una sonrisa enorme y me dice: "¿Te gustan los libros de cómics? ¡A mí también!". Y empezamos a hablar de cómics y como nos gustaban tanto a los dos, al final declaró: 'Eres una joven estudiante muy interesante".

En base a esa charla, Sartre se ofreció a presentarte a De Beauvoir, que era tu heroína. Y la novel escritora feministas fue con una delegación de mujeres que integraban la campaña para legalizar el aborto en Francia.

Fui a su casa y éramos como ocho mujeres, todas al menos 10, 20 o 30 años más grandes que yo. --- CUENTA MONTEIL -- Cuando llegué y me senté frente a ella, estaba esperando escucharla, pero me quedó mirando y dijo: "¿Cuál es tu punto de vista y qué sugieres como estrategia para la campaña para legalizar el aborto?".

Tuve que responder al instante y Hélène de Beauvoir, su hermana, luego me dijo: "Hiciste lo correcto al responder, porque si no lo hacías, no ibas a existir más para ella".

¿Cómo eran Sartre y De Beauvoir?

Al conocer a Sartre, lo primero que te golpeaba era cuánto más feo era en persona que en fotos. No era un hombre atractivo, por así decirlo. Pero tenía la voz más extraordinaria y cálida que jamás haya escuchado y, cuando te hablaba, te hacía sentir que eras la única persona que interesaba en el mundo.

Simone de Beauvoir me trató con dignidad cuando yo era tan joven... Te diría que era una persona muy directa y frontal.

Y para mí eran la mejor pareja del mundo. Los unía la forma de ver el mundo y la escritura.

"Cuando la conocí, tuve la sensación de tener la mejor relación que pudiese tener con cualquiera", me contó Sartre.

Era una relación completa que implicaba una igualdad total.

Ella se volvió tu amiga y la visitabas una o dos veces por semana. En base a esa cercanía dices que pudiste notar que ella encontraba difícil tener que compartir a Sartre con las muchas otras mujeres que había en su vida.

Ella había aceptado el pacto que tenían de que eran el amor más esencial de sus vidas pero que, al mismo tiempo, tenían amantes.

Ella también tenía amantes a los que quería mucho, como el escritor estadounidense Nelson Algren y el escritor francés Claude Lanzmann.

Pero, cuando los conocí en los años 70, fue un shock porque Sartre tenía una agenda de una hora para esta mujer, una hora para esta otra, y luego destinaba las comidas y tardes para Simone de Beauvoir.

Ese no era mi ideal de relación amorosa y podía ver que, en realidad, Simone de Beauvoir estaba sufriendo por eso.

¿Él alguna vez intentó seducirte?

Nunca intentó seducirme, pero una vez me invitó a almorzar solos. Entonces alguien cercano me recomendó no ir porque todo el mundo pensaría que lo estaba intentando seducir.

Así que cancelé el almuerzo y Sartre entendió muy bien. Y desde entonces Simone de Beauvoir supo que nunca intentaría seducir a Sartre y eso creó un vínculo muy especial entre nosotras.

Monteil asegura: "Cuando Simone de Beauvoir leía uno de tus textos era como una profesora y era dura, pero él amaba eso".
La pareja compartía la pasión por las ideas y la escritura, pero ella podía ser una crítica muy dura, ¿no?

Cuando Simone de Beauvoir leía uno de tus textos era como una profesora y era dura, pero él amaba eso.

Sartre nunca publicó nada sin que Simone de Beauvoir lo hubiera leído palabra por palabra y criticado. Una vez él le pidió que regresara antes de Estados Unidos solo para que le corrigiera un manuscrito.

Hélène de Beauvoir me contó que una tarde ella le dijo a Sartre: "Este texto es muy pobre, no puedes publicarlo", tomó los papeles y los rompió. Él estaba acostumbrado a sus críticas, pero para ese entonces, ya estaba perdiendo la visión y le era muy difícil escribir.

Él le respondió: "Te odio, Castor", que es como le llamaba por la similitud entre beaver, el nombre del animal en inglés, y el apellido de ella.

Entonces, ella le dijo: "Sí, me odias hoy, pero mañana de mañana volverás a tu manuscrito y lo escribirás de la forma que usualmente lo haces".

Y todo estuvo bien. Era amor.

¿Cómo eran el uno con el otro?

Simone de Beauvoir era más alta que Sartre y ponía su mano en el hombro de él todo el tiempo, era un gesto muy tierno. Y él siempre la miraba, aunque ya no pudiese ver muy bien al final. A veces también se terminaban las frases el uno del otro.

Sartre me contó que la primera vez que habló con ella quedó fascinado por su belleza y su inteligencia.

"Siempre me pareció hermosa-me dijo-, incluso cuando la conocí por primera vez... ¡y eso que tenía puesto un sombrero muy feo!".

"Lo maravilloso de Simone de Beauvoir —continuó— es que tiene la inteligencia de un hombre (...) y la sensibilidad de una mujer".

De Beauvoir se desvaneció durante el funeral del Sartre. La escritora e intelectual moriría casi exactamente 6 años después, el 14 de abril de 1986.
Sartre murió el 15 de abril de 1980, cuando tenía 74 años. ¿Cómo fue para ella?

Él murió justo después de que ella dejó el hospital. Eso le rompió el corazón. Y lo otro que le rompió el corazón fue tener que organizar el funeral.

El gobierno francés le ofreció poner un cordón policial para hacer toda la caminata desde el hospital hasta el cementerio, pero Simone de Beauvoir rechazó todo esto.

Dijo: "No, Sartre no quería ningún reconocimiento oficial. Solo quería que la gente estuviese ahí". Y yo le comenté: "Pero no vas a tener a nadie protegiéndote y van a haber miles de personas".

De hecho, eso fue lo que sucedió: creo que la cifra oficial de concurrencia a su funeral fueron 50.000 personas.

Hubo exactamente una milla y media de personas a lo largo de tres avenidas yendo al funeral.

Cuando llegamos al cementerio ni siquiera habían protegido los alrededores de la tumba y los periodistas, especialmente los de televisión, empezaron a empujarme con las cámaras, para tener una mejor imagen de Simone de Beauvoir.

Simone de Beauvoir empezó entonces a desvanecerse y luego se desmayó en su casa y tuvo que ser hospitalizada en emergencia por dos semanas.

Fue terrible. Estuvo llorando todo el tiempo, pero lo que le salvó la vida fue escribir: decidió escribir la historia de los últimos años de Sartre.

“La maldición del matrimonio es que, muchas veces, las personas se unen en sus debilidades en vez de hacerlo desde su fuerza. Ambos exigiendo del otro en lugar de encontrar el placer de dar”. Por esto el Castor nunca quiso casarse. Y debido a ello su relación con Sartre siempre fue leal, pues a pesar de los altercados y los conflictos que son inherentes a nosotros y a nuestra manera de relacionarnos, nunca olvidaron que en esa acción de dar y ofrecer está implícito el valor de la cooperación y del ofrecimiento de una libertad que, como dijo Sartre, estamos condenados a poseer, y en esa medida, poseerla implica compartirla y no entregarla del todo, pues al relacionar libertades estamos concentrando esfuerzos, pasiones y virtudes.

Se adelantaron a su tiempo. Entendieron que escribir y amarse requería de valor y coraje. Enseñaron a ver el sufrimiento, la angustia y el desasosiego como sentimientos indispensables para hacernos más humanos. Impulsaron a un sinfín de personas a revelar su inquietud sobre lo ortodoxo y a discutir y cuestionar el género desde lo íntimo, lo social y lo político. Transfiguraron la alteridad y rompieron cualquier manual sobre las relaciones afectivas. Aún después de tanto, los seguimos viendo unidos en el cementerio Montparnasse, donde yacen sus cuerpos y el aura de dos vidas dedicadas a revolucionar su historia a partir del arte mismo. En las páginas que escribieron para todos los seguimos viendo y nos seguimos sintiendo aludidos, plasmados e interpelados por sus narraciones. En el misterio de la muerte y en el incesante tiempo que la excede, en ese tiempo llamado eternidad, siguen siendo un amor necesario, libre y fascinante.










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“El príncipe” de Maquiavelo: marco histórico y análisis del tratado

“El príncipe” es un tratado político del jurista y diplomático florentino Nicolás Maquiavelo, escrito en 1513 se desarrolla como una guía práctica de gobierno sobre un principado. El texto es escrito desde prisión y dedicado a Lorenzo II de Médici, Señor de Florencia.

Marco histórico
Maquiavelo es funcionario gracias a su formación como jurista en la “República de los Diez” de Florencia, es importante considerar el contexto histórico en el que escribe sus obras. Las ciudades-estado de la península itálica se encontraban enfrentadas entre sí en una fragmentación de poder que resultaba en la puja entre diferentes reinos, repúblicas y los Estados Pontificios.

La República de Florencia, establecida en 1115 y manteniéndose hasta el 1533 d.C. era, para mediados del siglo XIV, el principal centro financiero e industrial de Europa. Su sistema bancario de créditos fue el escenario en el que se desarrolla el primer esquema capitalista, la ciudad fue la primera en acuñar monedas de oro y es el primer momento histórico en el que el ascenso social es posible para los particulares por medio de las prácticas de mercado.
El tratado es dedicado, a modo de instructivo práctico, a Lorenzo II de Medici, nieto de Lorenzo el Magnífico. La familia Medici logró una fortuna personal a partir de la actividad bancaria en el siglo XIV y forjó un poder político en Florencia como ningún otra. De hecho, Lorenzo II fue el quinto Medici en gobernar la ciudad y 3 miembros de la familia fueron Papas en el siglo XVI.
La Florencia que vio nacer a Nicolás Maquiavelo fue transformada profundamente con las llegada de los Medici al poder. Esta familia es considerada históricamente como el motor del renacimiento italiano; utilizaron la fortuna generada con la actividad bancaria para financiar a los principales artistas de este periodo histórico. Con el tiempo, su capital financiero y artístico impulsaron la consolidación de su capital político en Florencia y su proyección en Roma. Esta ascendencia social de una familia sin títulos nobiliarios sólo pudo ser posible gracias a la aparición de los primeros esquemas capitalistas mencionados anteriormente.

Este trabajo de Maquiavelo es considerado bisagra en varios aspectos. En primer lugar, comprende los inicios de la modernidad y es considerado un claro exponente de los inicios de la filosofía política dirigida al estudio del poder y su manipulación, dejando de lado los preceptos éticos y morales que dominaban desde la filosofía escolástica durante -y luego de- la Edad Media. También es mencionado como uno de los primeros tratados a favor de una unificación italiana, además de continuar con la tradición iniciada con la Divina Comedia de dejar atrás el latín y expresar los trabajos en italiano vernáculo.
Lo conciso de “El Príncipe” se contrapone con la extensión de los “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”, el tratado en el que Maquiavelo analiza e intenta explicar la estructura y los beneficios del gobierno republicano, una forma de gobierno fundada en el consenso y control popular. Al comienzo del tratado el autor indica que “Cuantos Estados y cuantas dominaciones ejercieron y ejercen todavía una autoridad soberana sobre los hombres, fueron y son principados o repúblicas” (Maquiavelo, 1513), dando una de las primeras definiciones modernas de Estado y clasificándolos en aquellas dos categorías.

Desarrollo del tratado
Nicolás deja en claro durante todo su trabajo su preferencia por las repúblicas y sus equilibrios internos, inspirado en el modelo de la República Romana y habiendo vivido gran parte de su vida bajo el régimen republicano de Florencia. Pero admite que cada territorio, con su desarrollo histórico específico, podría desencadenar en un Principado y que esa dominación sería tan legítima como la otra.
En “El Príncipe” está dividido en capítulos cortos en los que se hace una reseña histórica sobre los diferentes gobernantes que estudió Maquiavelo, analizando cada aspecto de los principados e intenta dirimir qué prácticas son positivas y cuáles son negativas en el proceso de consolidación de poder del gobernante. En el primer capítulo indica que los principados pueden ser de dos tipos: hereditarios o nuevos, indicando que también hay tipos mixtos entre estas dos clases.
Maquiavelo expone detalladamente la forma en que el gobernante debe hacer frente a las diferentes situaciones o circunstancias que se le presenten, y establece que el principal fin de la práctica política es conservar exitosamente el poder. Aquí es donde se distancia de los tratados políticos de la antigüedad, los cuales estaban guiados por preceptos morales e idealizaciones de los gobiernos. Esta postura de Nicolás Maquiavelo define su realismo conductual: una concepción pesimista del hombre que define el “olvido de Sócrates” a través del cual, la leyes morales son quitadas del campo público-político.
Contrario al realismo de Aristóteles, el realismo de Maquiavelo propone una naturaleza inmutable del hombre que tiende más hacia el mal que hacia el bien. Y a partir de aquella naturaleza inmutable plantea que se deben conocer los procesos históricos para acertar en la búsqueda de sumar y mantener el poder. Al hablar de los territorios recién adquiridos recomienda, pragmáticamente, acabar con el linaje que gobernaba anteriormente y no modificar las leyes para no generar el descontento de la nueva población.
Si bien la primera parte del tratado se dedica específicamente a los diferentes tipos de Principados, refiriéndose a los dominios que se iban estableciendo en Europa a a salida de la Edad Media y a la entrada de la modernidad, gran parte del pensamiento de Nicolás puede adaptarse a las prácticas de poder actuales. Durante todo el trabajo, Maquiavelo indica que la principal herramienta de un príncipe es su ejército, debido al periodo belicoso en el que le toca escribir, pero muchas de las enseñanzas del tratado pueden actualizarse al pensar los preceptos en términos de lo que actualmente llamamos “capital político”, dejando de lado las armas, que de igual manera representan uno de los centros gravitacionales de la repartición mundial de poder hasta nuestros días.
Existen claros indicadores de este “realismo político” durante todo el tratado. Al final del capítulo III el autor indica que “el que ayuda a otro a hacerse poderoso provoca su propia ruina”. Avanzando, en el capítulo siguiente Maquiavelo expone que existen dos formas de gobernar los principados: por un gobernante asistido por súbditos o por un gobernante asistido por barones. Aquí, tras realizar un largo recorrido histórico en el que analiza la suerte del Imperio Alejandrino, da la pauta de que los gobernantes que se rodean y comparten su poder con otras figuras influyentes pueden llegar a ser debilitados por esta circunstancia. Pero compara además el Reino Francés con el Sultanato Turco de la época indicando como la distribución de poder tan centralizada en el segundo podía llegar a significar una debilidad y una ruptura asegurada del régimen en caso de perder al gobernante y única cima de la jerarquía política.
Llegando al capítulo VII del tratado Maquiavelo deja ver su concepción del Estado como una “producción de la naturaleza”, es decir que considera la organización y dominación territorial de una población como el desenlace natural de la vida social del hombre.
Más adelante, en el capítulo VIII deja clara otra de sus posturas características al indicar que existe “un buen y un mal uso” de la traición y la crueldad. Explica que el “bueno uso” es “el que se ejerce con brusquedad, de una vez y únicamente por la necesidad de proveer a la seguridad propia, tratando de encaminarnos cuanto sea posible a la mayor utilidad de los gobernados” y que los actos de severidad mal usados “son aquellos que, pocos al principio, van aumentando y se multiplican de día en día, en vez de disminuirse y de atenerse a su primitiva finalidad”. Como cierre del capítulo, indica otra máxima clásica maquiavélica: “Los actos de crueldad han de ejecutarse todos juntos porque ofenden menos si es menor el tiempo que se tarda en pensarlos; los beneficios, en cambio, han de hacerse poco a poco, con el fin de que haya lugar para saborearlos mejor”. Un precepto que sin duda se podría proyectar a la práctica política actual.
Luego, Maquiavelo da cuenta de la composición de todas las ciudades: indica que existen dos inclinaciones diversas, una que proviene del pueblo y que decide no ser dominado y oprimido por “los grandes”; y la que proviene de los grandes, que desean dominar y oprimir al pueblo. Aquí es donde se encuentra una de las definiciones más novedosas del florentino, fuertemente marcada por el incipiente capitalismo mercantil y financiero que se desarrollaba su ciudad, definió a aquellos poderosos como “los grandes”, debido a que los títulos nobiliarios ya no eran los únicos que definen los esquemas de poder y el capital económico (traducido, principalmente en ejércitos para aquella época) empezaba a funcionar como un instrumento de movilidad social y política. Durante el desarrollo del tratado se indicará en repetidas ocasiones que es necesario contentar al pueblo (por su tamaño) si existe algún deseo de mantener la posesión sobre los dominios.
El capítulo XI trata sobre el poder de los Estados Pontificios y de los principados eclesiásticos en la época en la que escribe Maquiavelo. El centro de la península itálica era posesión total del Papa y Maquiavelo escribe el tratado al momento de la asunción de León X, el primer Medici en gobernar sobre Roma. Principalmente hace elogios a la política expansionista de Alejandro VI y al asentamiento del catolicismo en el eje de poder europeo, pero no alcanza a considerar a la reforma protestante como un evento que pudiese debilitar su gravitación, debido a lo reciente del hecho, probablemente.
A lo largo de todo el tratado, Maquiavelo marca la importancia de uno de los rasgos constitutivos del Estado moderno: la necesidad de un ejército permanente que defienda los intereses del Príncipe. Con clara influencia de lo acontecido en la Guerra de los 100 años entre Francia e Inglaterra y habiendo vivido el desequilibrio de la península itálica bajo la imperancia de los ejércitos mercenarios acaba por definir que el sabio “recurrirá a sus propias armas, prefiriendo perder con ellas que ganar con las ajenas”. Nicolás indica que hay dos fundamentos para todos los Estados: las armas y las leyes; como -según él- no saldrán malas leyes de buenas armas, se limita a analizar solamente las armas.
Ya en el capítulo XIV Maquiavelo indica que la única preocupación y preparación de un príncipe, el único arte que debe cultivar es el de la disciplina y el orden en sus ejércitos. Recomienda además, al gobernante, ejercitar su espíritu conociendo la historia. Parece necesario considerar que en la actualidad, y durante la historia de la humanidad, las potencias militares suelen ser los hegemones del sistema. Pero Maquiavelo estaba haciendo un análisis acotado del contexto europeo y de la distribución del poder, con lo que se puede inferir que la recomendación real es mantener el orden y la disciplina en “los propios”, sean soldados o funcionarios.
El capítulo XV se titula “De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados”, es un apartado en el que queda de manifiesto el realismo gnoseológico y se enfrenta abiertamente contra el realismo aristotélico, más descriptivo y enfocado desde el “deber ser”. Maquiavelo indica que es “más conducente seguir en el asunto la verdad real y no los desvaríos de la imaginación, porque muchos concibieron repúblicas y principados que jamás vieron y que solo existían en su fantasía acalorada”, en clara oposición a los tipos ideales de gobierno descritos en la Antigüedad, el florentino aplica el naciente empirismo para estudiar el “ser” del Estado y no su “deber ser”.
Incluso, al aconsejar dice que “es necesario que un príncipe que desee mantenerse en su reino aprenda a no ser bueno en ciertos casos y a servirse o no servirse de su bondad según las circunstancias lo exijan”. Esto implica una postura que deja atrás los preceptos morales, como se dijo anteriormente, enfocándose plenamente en las acciones que le permitan al gobernante obtener y mantener su poder. Es decir, a partir de esta obra se deja atrás el objetivo del “bien común” y el Estado pasa a ser una herramienta de poder. El paso de la filosofía política (del “deber ser”) a la moderna e incipiente ciencia política (del “ser”).
En esta línea lo que se debe evitar ya no es el vicio, sino la infamia que provoca el vicio. Existen actos que podrían catalogarse como “malos” éticamente pero que aumentan la seguridad y el bienestar tanto del príncipe como de sus dominios. Mientras que otros que podrían catalogarse como “buenos”, como la clemencia, podrían llevar a la ruina al gobernante si pierde su centro de poder. Debido a la concepción egoísta del hombre expuesta por Maquiavelo indica que el partido más seguro para el príncipe es ser temido, antes que amado, pero no odiado, ya que el apoyo del pueblo es una de las fortalezas principales del gobernante.
Avanzando sobre el capítulo XVIII, el tratado indica que un príncipe tiene dos recursos para defenderse: la ley y la fuerza. El primero: propio de los hombres; el segundo: de los animales. Aprovechando las figuras de los animales en la política, Maquiavelo indica que es necesario ser león y zorro al gobernar: león para espantar a los lobos y zorro para conocer las trampas y actuar con astucia. Recomienda además que lo ideal es que el príncipe posea ambas virtudes, pero si no lo hace: que aparente poseerlas. Mientras que la fuerza del león puede considerarse como un mecanismo de poder duro y se ve reflejado -en aquella época- en un ejército fuerte, la astucia del zorro debe permitir tomar giros y variaciones racionales con respecto a los cambios en su fortuna. El príncipe debe actuar siempre para mantener su poder y acrecentarlo.
Al referirse posteriormente a las conspiraciones retorna a la necesidad de no ser odiado por el pueblo, e indica que “difícilmente se conspira contra el que goza de mucha estimación”. También declara que existen dos peligros: una rebelión interior o un ataque de una potencia vecina. Pero aclara que el factor principal debe ser contentar al pueblo y no descontentar a los nobles para lograr un equilibrio interno que permita contener cualquier ataque externo. “Los príncipes deben dejar a otros la disposición de las cosas odiosas y reservarse a sí mismo las de gracia”, otra figura que podría trasladarse a la actualidad al hablar de “fusibles políticos” en los gobiernos de hoy.
En el capítulo XX encontramos otro precepto con notable vigencia: “un príncipe sabio debe, siempre que le sea posible, procurarse con arte algún enemigo, para que, atacándole y reprimiéndole, provoque un aumento de su propia grandeza”. Aunque es claro que Maquiavelo no pensaba en divisiones internas dentro del propio Estado, la identificación de adversarios generalmente es la mejor forma de auto-definición a partir de las antítesis. Internamente, mantiene que la mejor fortaleza para un gobernante frente a los peligros externos es el amor y el apoyo que supo acumular en su pueblo.
Continuando con la consigna de lograr el aprecio de los súbditos, Maquiavelo incursiona en otra de las novedades del Estado moderno que veía nacer: los tributos. Consigna que dentro de la ciudad se debe estimular el ejercicio pacífico de profesiones y oficios para lograr tanto el enriquecimiento particular como fomentar el del gobierno por medio de los impuestos. También indica que es necesario para el mandatario mantener reuniones periódicas con los gremios de la ciudad y con las diferentes corporaciones para demostrar el apoyo a las diferentes actividades comerciales. Una postura clara a favor del capitalismo mercantil que se había gestado en aquella época en Florencia.
Al referirse a los ministros o funcionarios del gobernante aclara que “el primer juicio que formamos sobre un príncipe y sobre sus dotes espirituales no es más que una conjetura, pero lleva siempre por base la reputación de los hombres de que se rodea”. Los buenos funcionarios deben ser mantenidos a un lado del gobernante y se debe huir de los aduladores que puedan nublar el juicio del príncipe con sus halagos mientras niegan una realidad que podría disminuir el capital político del príncipe. El gobernante debe elegir un grupo de consejeros que le digan la verdad sobre los asuntos aunque esta sea contraria al pensamiento o accionar propio.
Finalizando el tratado, Maquiavelo indica que “la fortuna es árbitro de la mitad de nuestras acciones, pero también nos deja gobernar la otra mitad, o, al menos, una buena parte de ellas”. Compara a la fortuna con un río que puede desbordarse y causar desastres, pero con la preparación suficiente se pueden llevar a cabo acciones preventivas que impidan los desastres que un giro fortuito podría acarrear.
El cierre del tratado se titula “Exhortación para liberar a Italia de los bárbaros” y es un capítulo referido especialmente a la familia de los Medici, a través de Lorenzo II deseaba alentar al Papa León X (también de aquella familia) a tomar el control de la península basándose en ejércitos italianos y dejando atrás las prácticas de contratación de mercenarios. Es por esto y por el desarrollo del escrito que se dice que Nicolás Maquiavelo fue uno de los primeros pensadores de la unificación italiana.

Conclusiones
“El Príncipe” constituye, por todo lo antes mencionado, una revolución en el pensamiento político y la incorporación de la estrategia tanto para la guerra como para los equilibrios de poder dentro de los Estados modernos que se iban gestando en Europa. Es un cambio de paradigma rotundo que, si bien se desprende del Renacimiento, marca claras diferencias con la teoría política antigua. Logra de esta forma el cambio conceptual necesario y establece las categorías analíticas necesarias para el estudio de las nuevas entidades que surgieron luego de la caída del régimen y de la distribución feudal del poder.
Su realismo práctico y el empirismo con el que describe las categorías humanas y sociales de su época y de los tiempos anteriores permite comprender la verdadera evolución de los centros de poder. El logro que significó el “olvido de Sócrates” para la ciencia política permitió la autonomía de esta rama científica al identificar el objeto de estudio -por primera vez en la historia- en las relaciones de poder entre los gobernantes, tanto entre ellos como para con sus pueblos. Define el poder tanto en términos horizontales como verticales y define a ambas categorías como necesarias para lograr los fines del Estado: definido con una tendencia iusnaturalista dice que es una construcción natural que parte de las predisposiciones sociales humanas, pero las tendencias egoístas humanas reclaman que la práctica de conservación y aumento del poder se rijan por sus propias reglas específicas, descritas a la perfección en el trabajo.
Muchas de las categorías establecidas por Maquiavelo a principios del siglo XVI pueden pensarse fácilmente en actores y eventos actuales que siguen describiendo las fluctuaciones del poder a partir de la territorialidad de los Estados y la preponderancia de los gobernantes, es por eso que la obra se mantiene tan vigente aún en tiempos en los que, cuantitativamente, las Repúblicas han superado a las Monarquías. La maquinaria de poder sigue funcionando de manera similar desde que aparece la figura del capitalismo en Europa, y al mantenerse hasta nuestros días -con sus respectivos retoques- esta estructura, los planteos de Nicolás pueden aplicarse perfectamente a la política actual.











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