8/29/2021

Cataratas del Iguazú o "Santa María". Por tres siglos permanecieron "ocultas", hasta 1882.

Fue el adelantado español Álvar Núñez Cabeza de Vaca quien, en agosto de 1541, dejó asentado en su hoja de ruta uno de los mayores “descubrimientos” que la humanidad hacía. Resulta obvio que en los libros figuren como “descubiertos” por el conquistador español unos imponentes saltos que los aborígenes, dueños de estas tierras, conocían muy bien.

Recién en 1882 los saltos fueron redescubiertos, esta vez por alemanes y criollos, cuando habían separado Misiones de Corrientes. Pasaron otros años hasta que en 1901 llegó a Puerto Iguazú la primera excursión turística a las Cataratas.

Entre los visitantes se destacó Victoria Aguirre Anchorena, quien ante el fracaso de la excursión por falta de caminos, donó 3.000 pesos para abrir la ruta por tierra entre Puerto Iguazú y el maravilloso enclave natural.

Descubiertas una y otra vez

En 1541, durante su segunda expedición al continente americano, Álvar Núñez Cabeza de Vaca arribó a la isla Santa Catalina (actual Santa Catarina, Brasil), en el territorio que entonces era llamado La Vera o Mbiazá y que correspondía a la Gobernación de Paraguay y actualmente es parte del estado brasileño de Santa Catarina.

Desde la isla, el adelantado arrancó en un viaje por tierra, a lo largo de casi cinco meses, con el propósito de llegar a la entonces villa y fuerte de Asunción del Paraguay, sede de la Gobernación del Río de la Plata. Guiado por indígenas tupís-guaraníes, con 250 infantes y 26 jinetes, cruzó con su expedición por selvas, ríos y montañas.

Fue el primer europeo que describió las Cataratas del río Iguazú (a las que bautizó como “Saltos de Santa María”) y lo hizo así: “El río da un salto por unas peñas abajo muy altas, y da el agua en lo bajo de la tierra tan grande golpe que de muy lejos se oye; y la espuma del agua, como cae con tanta fuerza, sube en alto dos lanzas y más”.

Pasaron otros años y en 1609, mientras la región era habitada por indígenas mbya-guaraní, llegaban los sacerdotes jesuitas de la Compañía de Jesús y se quedaron hasta 1768. Y la zona de las cataratas pasó así al olvido hasta junio de 1881, momento en que la provincia de Corrientes, que ejercía la jurisdicción en Misiones, vendió cincuenta leguas cuadradas de tierras sobre los ríos Paraná, Iguazú y Uruguaí a Severo Fernández y Ernesto Arnadey. Éstos transfirieron sus derechos en octubre de ese mismo año a Rafael Gallino, quien volvió a enajenarlos a favor de Gregorio Lezama.

En diciembre de 1881 Misiones se separó de Corrientes y en 1882 el primer gobernador, Rudecindo Roca, dividió el territorio en cinco departamentos. Uno de sus comandantes, Francisco Cruz, llegó hasta la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú, transportando una comisión científica alemana que buscaba tierras para colonizar.

Esta expedición era costeada por Ledesma (propietario de las tierras de Iguazú) y dirigida por el explorador Carlos Bossetti. Así las cataratas son “descubiertas” una vez más y vuelven a ser admiradas.

En 1897, Jordan Hummell, acompañado de los señores Núñez y Gibaja, ya habían realizado una nueva incursión hasta las Cataratas del Iguazú, pero por el lado brasileño, ya que el lado argentino la selva era impenetrable. De ese viaje llevaron al gobierno su interés en promover la llegada de turistas.

Corría 1901 cuando llegó a Puerto Iguazú la primera excursión turística con destino a las Cataratas. Entre los visitantes estaba la adinerada Victoria Aguirre Anchorena, quien ante el fracaso de la excursión por falta de caminos, donó 3.000 pesos para abrir la ruta por tierra entre Puerto Iguazú y las Cataratas. Comenzaron a llamar al lugar Puerto Aguirre.

A partir de ese entonces no se abandonaron las Cataratas y siguieron los estudios en la zona. En 1907, las “tierras del río Iguazú” fueron vendidas en remate público a Domingo Arrayagaray y Martín Errecaborde, quienes construyeron el primer hotel.

Después, en 1928, la Nación le compró las tierras a Arrayagaray con la idea de convertirlas en Parque Nacional, lo que se concretó en 1935 y lo llamaron Puerto Iguazú. Pero en 1951 le vuelven a cambiar el nombre y lo llaman Puerto Eva Perón, hasta que en 1955 recupera su actual denominación.

Cuenta la leyenda…

Las Cataratas del Iguazú están compuestas por 275 saltos, diseminados en forma de media luna y casi todos en territorio argentino. El límite pasa por la descomunal Garganta del Diablo.

Para la cosmovisión mbya-guaraní, este fenómeno natural fue obra de un dios celoso de una bella muchacha, Naipú, quien se marchó con su amante mortal en una canoa. El dios, enfurecido, produjo las cataratas para detenerlos.











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